La promesa de las mujeres de Kobane

Hace unos años, una caricatura circulaba en las redes sociales. Muestra a una mujer blanca en bikini y una mujer musulmana en burka completo, ambas pensando que la otra está oprimida. Ambas tienen razón.

O, ambas están equivocadas.

¿Por qué? Es una visión binaria falsa ultra simplista que deberíamos de evitar como la peste. Hoy en día, la permisividad hedonista liberal y la adhesión primitivista religiosa son dos caras de una misma monera. Una privilegia la libertad material sin compromiso y la otra privilegia compromisos sin libertad material – y la ideología del orden mundial está agusto con las dos. La alternativa es encontrar libertad radical a través del compromiso, en el compromiso de un verdadero proyecto emancipatorio. Y eso es algo que ni los hedonistas liberales ni los motivados religiosamente pueden ofrecer.

Pero esto es lo que precisamente las mujeres en Kobane están luchando para llevarlo a cabo. El filósofo frances Alain Badiou dice que según él, “algo es universal si es algo que está más allá de las diferencias establecidas.” Y si hay algo de lo que se puede aprender de la lucha de las mujeres en Kobane, es que se esfuerza por superar las diferencias establecidas y los fetiches particularistas.

Rechazando tanto la modernidad capitalista nihilista y el primitivismo religioso y el pensamiento sectario, las luchadores de YPJ kurdas (Unidades de Protección de Mujeres) están construyendo una democracia radical que tiene como objetivo romper los prejucios de género, promover una división igualitaria del trabajo en esferas públicas y privadas, con énfasis en la autonomía local y la construcción de un sistema económico que no está basado ni en la explotación del trabajo humano ni en el robo de los recursos naturales.

Los reportajes generales de la prensa occidental sobre estas mujeres revolucionarios han sido miserables, por decir lo menos. O hay ignorancia, o una exotización extraña – algo de la línea de “Aquí están los preciosos ángeles kurdos luchando contra los demonios del ISIS”. Una académica feminista kurda denuncia con razón este tipo de visión como “Abaratan una lucha legítima proyectando sus fantasías orientalistas extrañas en ello – y simplifican demasiado las razones que motivan a las mujeres kurdas a unirse a la lucha.” Las mujeres kurdas no sólo están involucradas en una lucha contra el Islamismo – también están luchando por algo más. Y esa es la verdadera belleza – la belleza de su política – que escapa a los ojos occidentales liberales.

¿Cuáles son estas políticas? Estas son las políticas del Confederalismo Democrático propugnadas por el líder del PKK Abdullah Ocalan. Un experimento insólito para las regiones kurdas el cual, como sistema de gobierno, se basará más en el consenso colectivo de las personas involucradas y la participación voluntaria de individuos. Rechazando el centralismo-estatal tradicional, el Confederalismo Democrático pretende ser “flexible, multi-cultural, anti-monopolístico, y orientado al consenso” donde “la ecología y el feminismo son los pilares centrales.”

Ocalan está a años luz por delante de varios académicos postcoloniales en su coraje para señalar que “la percepción del Islam del sexismo ha producido muchos más resultados negativos que la civilización occidental en términos de esclavización profunda de la mujer y la dominación del hombre.” Él también rechaza la modernidad capitalista como “un sistema basado en la negación del amor”, cuyo individualismo sin límites corrompe a la sociedad, convirtiendo a los individuos en autómatas. Y es una sociedad que está corrompida ni por los fanatismos feudalistas ni por las brutalidades del estado capitalista industrial que Ocalan imagina.

Son estas políticas las que las mujeres de YPG están intentando llevar a la práctica en Kobane. Y son estas políticas que están siendo ignoradas en Occidente. Es bastante irónico que con todas sus demandas a oponerse al Islamofascismo, muchos gobiernos occidentales todavía consideran al PKK y sus afiliados – organizaciones que libran la guerra más decidida y de principios contra el Islamismo – como terroristas. Uno se ve obligado a pensar que los conservadores occidentales, liberales e izquierdistas principales por igual – están más asustados de por lo que el PKK está luchando que contra lo que está luchando.

Lo más sensato para los izquierdistas más sensatos sería rechazar la exotización vulgar que la presna occidental se permite, y tratar de investigar las implicaciones teóricas y prácticas de la lucha kurda en el movimiento feminista global. También, la izquierda en occidente debería de presionar para que se elimine al PKK de la “lista del terror” y también instar a los gobiernos occidentales a asegurar la liberación del líder del PKK Ocalan que lleva pudriendose en aislamiento en una prisión turca desde hace 15 años. Lo más importante, debemos apreciar a las mujeres de YPJ por la belleza de su política y la promesa que mantiene.

La promesa de las mujeres revolucionarias de Kobane es conmovedora. Es una promesa de que democracia, libertad radical y justicia social no son términos sin sentido, sino que son realidades vivas. Es una promesa de una sociedad donde la igualdad es una práctica, y no una palabra en un papel. Es una promesa por la que generaciones de mujeres activistas han estado luchando en todo el mundo. Las mujeres kurdas de Kobane están luchando por esta promesa y están extendiendo la mano del universlismo, un universalismo que es desesperadamente necesario en estos tiempos. Respondamosles con la solidaridad que se merecen.

Fuente: HuffingtonPost

Traducido por Rojavanoestasola