Publicamos la traducción que nos ha llegado al correo del artículo «Siria: Por qué Rojava es diferente», publicado originalmente en inglés el 6 de Febrero en GreenLeftWeekly.
Muchas gracias por la aportación!
Por Jemma Nott
El mundo ha empezado a mirar a Kobane y a los otros dos cantones liberados de lo que los kurdos llaman Rojava (Kurdistán Oeste o Sirio) desde que la resistencia en Kobane liberó la ciudad de las brutales fuerzas del Estado Islámico.
Su triunfo no es una buena noticia para el presidente turco Recip Tayyep Erdogan, logrando una simbólica victoria contra una estratagema solapada por el régimen turco para aplastar la resistencia kurda en siria y debilitar la resistencia kurda contra el Estado turco.
Mientras, el 27 de diciembre, el diario libanés Star informó de la formación del Frente del Levante –una nueva coalición de grupos armados que combaten la dictadura del presidente sirio Bashar Al Assad que también se opone al ISIS.
Un comunicado de las cinco milicias formantes de la coalición emitido el 25 de diciembre decía que ellos actuaron por «deferencia a los comandos de Dios todopoderoso y en respuesta a las peticiones de nuestro gran pueblo para unificar las facciones revolucionarias».
El componente más grande del Frente del Levante es la «moderada» alianza salafista, el Frente Islámico.
Un informe del 26 de diciembre de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, citado por el Daily Star, dijo que la formación de la nueva coalición «sigue meses de negociaciones mantenidas en Turquía y en el norte de Siria entre las cinco facciones miembros, representando una amplia gama de fuerzas rebeldes».
El Daily Star afirmó que el Frente Al-Nusra estuvo específicamente excluido del Frente del Levante. El Frente Al-Nusra es la franquicia oficial de Al-Qaeda en Siria. A pesar de esto, en 2014 lanzó varias propuestas a Occidente tras haberse aliado con el Frente Islámico y otros grupos rebeldes contra el ISIS. Sin embargo, las potencias occidentales rechazaron estas proposiciones y, cuando la coalición liderada por los EE. UU. comenzó a bombardear objetivos en Siria en septiembre, Al-Nusra fue atacado junto con el ISIS.
El informe de la Fundación Carnegie señaló que los fundamentos ideológicos del Frente del Levante van desde la «línea dura del salafismo (de los grupos del Frente Islámico), pasando por la Hermandad Musulmana y otras principales tendencias islamistas suníes, a otras facciones más o menos apolíticas vinculadas a Occidente y a la estructura exiliada respaldada por el Golfo que se denomina libremente como el Ejército Libre Sirio».
El 1 de febrero, Asharq Al-Awsa dijo que «el Movimiento Hazzm, un grupo rebelde sirio respaldado por Occidente, se ha unido a una coalición de otros grupos sirios combatientes», el Frente del Levante.
Asharq Al-Awsat describió el Movimiento Hazzm como «uno de los pocos grupos rebeldes restantes no yihadistas en Siria» y, citando una fuente de la oposición siria, dijo que «probablemente el movimiento… estaba buscando su membresía en el Frente del Levante para protegerse a sí mismo de Al-Nusra».
Un informe de abril de 2014 del pro-stablishment think tank estadounidense, el Instituto Washinghton para la Política del Cercano Oriente, reveló que el Movimiento Hazzm recibió algunas armas pesadas de los EE. UU. y, describiendo el grupo como «una facción moderada/secular, no un grupo extremista/yihadista», lo recomendó como «un modelo para el tipo de grupo que los Estados Unidos y sus aliados pueden apoyar con asistencia militar significativa y letal».
Sin embargo, Al Akbar informó el 22 de mayo que muchas de las brigadas conformantes del Movimiento Hazzm eran explícitamente islamistas. Tenían vínculos con Qatar y Turquía, siendo éste último el conducto para los misiles guiados de alambre rastreados ópticamente de EE. UU.
Al Akbar afirmó que el Movimiento Hazzm estaba compitiendo por la ayuda occidental con «el Frente de los Revolucionarios de Siria… el candidato saudí para el apoyo explícito de Occidente».
Un artículo de Al Akbar el 29 de marzo señaló que, tanto el predominio de las ideologías islamistas suníes a través del espectro de la oposición árabe en Siria, como esas muchas brigadas que se originaron como parte del oficialmente secular Ejército Libre Sirio, fueron a unirse a una u otra de las coaliciones islamistas.
Al Akbar señaló el rol jugado por la asistencia militar de Occidente (que, aun siendo insuficiente para crear una fuerza capaz de derrocar a Assad, ha sido un factor determinante para que los grupos hayan sobrevivido).
Que los islamistas han sido los principales beneficiarios del apoyo occidental se debe en parte a las preferencias ideológicas de los apoderados islamistas regionales de Occidente –Turquía, Qatar y Arabia Saudí–, a través de los cuales la ayuda ha sido canalizada.
Sin embargo, también se debe a que no se sitúa entre los intereses políticos de Occidente para las masas el unirse. Desde el comienzo de la Guerra Civil Siria, tanto Assad como los aliados regionales de Occidente han trabajado sin descanso para fomentar un sectarismo étnico y religioso continuado.
El ascenso de los grupos islamistas antioccidentales como Al-Nusra y el ISIS es un efecto secundario de esto. La guerra aérea liderada por los EE. UU. lanzada en agosto en Iraq y extendida a Siria en septiembre fue una respuesta a la invasión del ISIS, que expuso la fragilidad del Estado iraquí creado por la ocupación estadounidense de 2003-2011.
Mientras que los yihadistas antioccidentales suponen una verdadera amenaza para los intereses occidentales, su estrecha visión, su venalidad y, sobre todo, su división sectaria hacen controlable a esta amenaza.
Además, su brutalidad teatral, incluida contra los prisioneros occidentales, y su ruidosa aprobación del terrorismo dentro de Occidente han legitimado de nuevo la intervención directa de las fuerzas occidentales en la región.
El tráfico ilegal de petróleo también refleja los intereses coincidentes de aparentes enemigos. El 20 de noviembre, The Guardian informó sobre cómo el ISIS exporta petróleo desde los yacimientos que controla con la connivencia de los oficiales iraquíes, iraníes, jordanos y turcos y de las corporaciones petroleras occidentales.
En comparación, los valores de la resistencia de Rojava consisten en democracia de base, socialismo ecológico y feminismo. Además, la resistencia de Rojava no solo está comprometida con la libertad de creencia y la separación de la religión de la política, está comprometida con la igualdad completa y la inclusión de las minorías no kurdas, que incluyen a chechenos, armenios, arameos y árabes.
La historia del chauvinismo árabe tanto bajo el régimen de Assad como bajo los grupos de la oposición ha significado que la resistencia ha tenido que trabajar cuidadosamente con la población árabe en Rojava. En una entrevista publicada en Ecología o Catástrofe el 1 de febrero, el portavoz de las Unidades de Defensa Popular (YPG) Huseyin Kocer dijo: «Cientos de árabes toman parte en las YPG y en las YPJ [Unidades de Defensa de Mujeres]… Muchos de los aldeanos árabes apoyan a Daesh [ISIS], pero no tratamos de hacerles daño. Muchos de los aldeanos sienten que tienen que apoyar a Daesh por miedo…
»Intentamos crear conciencia de libertad y liberación. Intentamos comunicar la necesidad de la autoorganización. No solo para sostener la vida diaria, sino también políticamente.
»En los lugares que hemos liberado, el consejo del pueblo… va allí y les ayuda a organizarse… Nosotros les apoyamos y ayudamos a crear consejos donde viven. Discutimos con ellos y les proponemos nuestro proyecto democrático.»
Con las probabilidades en su contra, las YPG y las YPJ han recuperado 20 ciudades que estaban en manos del ISIS el año pasado –lo cual es un mayor logro que los conseguidos por el Frente del Levante, el Movimiento Hazzm y Al-Nusra juntos. Lo que diferencia a Kobane de otras milicias combatientes es que su lucha es más ideológica que todo lo física que pueda llegar a ser –una lucha no solo por la liberación de Kurdistán o Siria, sino por la liberación humana.