Nos llega al correo la traducción del texto «Self-government and Land Redistribution» publicado en inglés en el portal Rojava Report , publicado originalmente en Özgür Gündem y escrito por Metin Yeğin. ¡Gracias por la aportación!
(Ndt: se ha traducido «Land Redistribution» por «Reforma Agraria» por las implicaciones que tiene el término en la lengua española (demanda histórica, etc…))
De acuerdo con las últimas noticias, el Consejo Agrícola de Kobane (CAK) ha decidido redistribuir más de diez mil hectáreas entre campesinos pobres. Teniendo esto en cuenta, creo que es el momento de compartir uno de mis textos sobre la cuestión de la devolución de tierras agrícolas al pueblo y su redistribución para el uso por la comunidad.
La redistribución de tierra es, de hecho, la redistribución del poder. Cuando la tierra cae en manos de unos pocos y su consolidación se convierte en una realidad en toda el área, es el primer paso para la consolidación del poder. De hecho la posesión es el comienzo de la propiedad. Según las costumbres de varias sociedades “primitivas” la tierra podía ser trabajada por cierto número de individuos, pero nunca verse convertida en “propiedad”. Porque entonces adquiriría un significado especial, pasaba a existir en tanto sujeto. Así, dentro de estas sociedades las relaciones entre los animales y aquellos que “tomaban posesión” de ellos funcionaba de un modo similar. Si tu dabas nombre a tus zapatos o a tus pantalones, estos adquirían una personalidad. Por esta razón la redistribución de la tierra es, en cualquier sentido, la redistribución del poder consolidado.
Por tanto la redistribución de la tierra, generalmente conocida como “reforma agraria”es la preocupación principal de tantas revoluciones, y la dinámica a partir de la cuál funcionan. Por ejemplo, puede considerarse el proceso de “nacionalización”, “redistribución”, “democratización” y “socialización” y cómo suben y bajan entre las redistribuciones de poder y las restauraciones que le siguen. Incluso en las revoluciones que triunfan en este sentido, existen no pocas complicaciones. Por ejemplo, durante la Revolución Rusa, los anarquistas defendieron la nacionalización de los comunistas incluso aunque ellos demandaran su redistribución a la población. Mientras que en España, cuando los comunistas querían repartir las tierras de la Iglesia al pueblo, los anarquistas defendían un modelo en que todas las tierras pudieran ser cultivadas por el pueblo en colectivo. Bajo estas circunstancias, es esencial que consideremos estos debates y conozcamos las prácticas que han sido adoptadas en otras partes del mundo. Por ejemplo, considerar las políticas “socialistas” de Corea del Norte, que han causado tanta preocupación entre su población, o la “reforma agraria” de Corea del Sur, que fue exitosa incluso sucediendo bajo condiciones capitalistas. O incluso aún más importante, veamos con atención la forma de organización desarrollada por el MST en Brasil o incluso la “reforma agraria” de Venezuela que no se ha completado a pesar de las demandas de Chávez mientras estaba en el poder…
Aunque estos debates continuarán por largo tiempo, quiero dejar esto claro. Si todo lo que ocurre es que las tierras estatales son distribuidas y las grandes propiedades de los terratenientes se dejan intactas, entonces éstos acabarán absorbiendo a estos nuevos pequeños propietarios más pronto que tarde. Aún estableciendo toda la regulación que desees, el resultado será el mismo. De hecho, la reforma agraria no sólo implica la redistribución de tierra. La redistribución de la tierra, cuando se lleva a cabo hasta sus últimas consecuencias, implica también democratización y como poco el proceso colectivo y la distribución de productos agrarios; la unidad de estos tres elementos significará la socialización de la tierra y la destrucción del poder consolidado. Y por supuesto que es fácil hablar de esto en un escrito, incluso si el Consejo Agrícola de Kobane lo permitiera, es mi obligación. Esto es, en fin, una invitación a una invitación.