Sobre la Revolución Siria y el problema Kurdo – una entrevista con el activista y periodista Sirio-Kurdo Shiar Nayo

Aquí una entrevista hecha por Joseph Daher al activista y periodista Sirio-Kurdo Shiar Nayo que aunque es muy crítico con el PKK/PYD y sus objetivos sigue viendo necesario el apoyo al experimento social en Rojava. También es muy útil ya que proporciona contexto sobre las relaciones con Siria, el régimen de Assad y otros grupos.

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Fuente: Syria Freedom Forever
Traducción: Rojavanoestasola

Por Joseph Daher

Artículo original publicado en árabe: https://syriafreedomforever.wordpress.com/2014/04/02/عنالثورةالسوريةوالمسألةالكورديةح/

Shiar Nayo es un periodista sirio, activista y anarquista de descendencia kurda que ha vivido en el exilio alrededor de una década. En esta entrevista, Shiar nos habla sobre la relación entre las fuerzas sirio-kurdas y otros grupos de la oposición siria, tanto de antes como después de la revolución; sobre la relación espinosa entre los activistas kurdos y el Partido de la Unión Democrática (PYD) y otras cuestiones importantes kurdas que se han vuelto más urgentes que nunca.

Joseph Daher: Empecemos con tu participación en el levantamiento de Qamishli en 2004 y la revolución siria que comenzó en 2011. ¿Por qué participaste y cuál fue tu papel?

Shiar Neyo: No puedo realmente decir que participé en ninguna de ellas, siendo honesto, porque estaba fuera de Siria y no podía volver, debido a mi condición de refugiado y estar requerido por el aparato de seguridad (Sirio). Mi papel estaba limitado a apoyar a algunos activistas dentro de Siria con comunicaciones seguras, estableciendo y administrando algunas páginas web y, de vez en cuando, escribiendo y editando noticias bajo varios pseudónimos – todo en virtud de mi modesta experiencia en estas cosas. Por supuesto, también participé en manifestaciones y eventos en el extranjero en apoyo al levantamiento de Qamishli y la revolución Siria, como muchos Sirios en el exilio.

En cuanto a por qué, bueno, no creo que ningún activista o intelectual que realmente cree en los eslóganes revolucionarios que pronuncian no podría participar en movimientos populares de este tipo; movimientos que los sirios han estado soñando durante décadas. Conozco a muchos activistas e intelectuales de izquierdas que se distancian de ambos movimientos bajo pretextos de violencia, militarización, la creciente influencia de las fuerzas reaccionarias, y otras excusas endebles. Uno sólo puede decirle a esta gente y sus gustos que el mundo es más complicado que sus nociones idealistas de cambio socio-político, y si no os involucrais en mayores eventos como estos y dejais el campo a otros, es suficiente para vosotros el criticar si el resultado final no es de vuestro gusto.

¿Nos puedes contar más sobre el levantamiento kurdo de 2004?

Esta es una de las pocas ocasiones en las que he accedido a hablar de la revuleta de Qamishli y de la revolución Siria. Porque, francamente, me da más bien vergüenza el hablar de eventos en los que no estaba en realidad involucrado. Hay muchas otras personas que son más dignas y cualificadas para hablar sobre ellos. Así que todo lo que voy a decir refleja mi propia perspectiva personal en mi capacidad como casi un observador externo – aunque incluso mi familia y conexiones sociales de Siria hacen de ambos eventos algo más personal.

Para mí, la revuelta de Qamishli en 2004 fue un ejemplo clásico de la cristalización de frustración y rabia acumuladas contra la autoridad, y que estalló expontaneamente en un momento inesperado. Fue de la misma manera que la revolución Siria comenzó en Daraa en Marzo de 2011. Ambos movimientos poseían todos los elementos esenciales que constituyen los levantamientos populares de este tipo, desde la cristalización de sufrimiento social-político-económico a largo plazo en un incidente chocante, rompiendo la barrera del miedo, hasta una forma de tribalismo (étnico, tribal, regional, etc.) que inicialmente ayuda a la gente a mantenerse unida y unirse más allá de la retórica ‘nacional’ impuesta por el régimen gobernante como un elemento de disuasión o una brida.

Sin embargo, el aparato de seguridad y el ejército, junto con un número de mercenarios de las tribus locales Árabes, tuvieron éxito -desafortunadamente- en extinguir rápidamente la revuelta de Qamishli recurriendo a la violencia extrema y generalizada, matando, deteniendo y aterrorizando a miles de personas. Pero el régimen no hubiese sido capaz de triunfar en esto si no fuese por la cobardía de los partidos políticos Sirio-kurdos, que hicieron todo lo posible, con la complicidad del aparato de seguridad, para calmar a la gente; y si no fuese por la impotencia de las facciones de la oposición ‘Árabes’ Sirias y su indecisión en apoyar el movimiento como un levantamiento légitimo político popular Sirio. De hecho, muchos activistas e intelectuales sirios condenaron el levantamiento en su momento y dirigieron varias acusaciones y calificativos negativos en contra, tales como ‘violencia’, ‘traición’, ‘separatismo’, ‘racismo’, etc. Irónicamente, algunos de estos mismos activistas e intelectuales hoy están culpando a la gente de izquierdas europea e internacional por su falta de apoyo a la revolución Siria bajo pretextos similares: ‘estabilidad’, ‘resistencia’, ‘anti-imperialismo’, ‘el espectro islámico’ (lo que es similar, hasta cierto punto, al hombre del saco kurdo), etc.

Elaboremos más este punto. ¿Cómo ves la posición de la oposición Siria sobre el problema kurdo?

Primero, permitidme que enfatice que no creo que haya sólo una oposición siria sino muchas, al igual que hay muchos problemas kurdos que pueden variar dependiendo de tu posición moral o politica con respecto a estos problemas, desde creer que es meramente sobre derechos culturales y democráticos hasta reconocer o denegar el derecho de los Sirio-kurdos a la auto-determinación.

Para mí, y para muchos Sirio-Kurdos, esta posición de la que acabo de hablar (la posición de muchos disidentes e intelectuales Sirio-árabes sobre el levantamiento de Qamishli) resume su complejo histórico sobre el ‘Problema Kurdo’: por un lado, insisten en que las fuerzas políticas kurdas deberían de trabajar dentro de un marco nacional ‘unificado’ pero, por otro lado, no hacen ningún esfuerzo para re-constituir este marco a fin de incluir y garantizar los derechos nacionales y demandas de los kurdos y otras minorías en Siria. Por supuesto, aquí estoy hablando de derechos políticos y económicos y demandas tangibles no de eslóganes simbólicos, genéricos, o de pega.

Lo mínimo que se puede decir de esta posición es que es de doble rasero y oportunista. Pero el problema es mucho más hondo que eso, en mi oponión. Me parece que el problema reside en la incapacidad de estos árabes-nacionalistas de imaginar una identidad nacional inclusiva basada en la diversidad que ni es reduccionista ni asimilacionsita. Por su puesto la política del partido Ba’th hacia los kurdos (de la opresión y la discriminación, junto con ofuscación y la semi-completa ignorancia sobre nada kurdo, así como el cierre te todos los espacios públicos de debate y diálogo que podían haber contrarrestado esta ignorancia) jugó un papel importante en la profundización de esta grieta Árabe-kurda. Pero no podemos culpar a los Ba’tistas de todo. La posición de muchos nacionalistas árabes, que se consideran ‘progresistas’, sobre el problema kurdo en Siria no es menos chauvinista.

Podemos añadir a estos factores el aislamiento del movimiento nacionalista kurdo en Siria, desde 1950 al menos, y su incapacidad de imaginar formas de lucha que no sea cerrarse a sí mismo, por así decirlo. Este fenómeno tiene causas históricas complicadas que pueden ser observadas en muchos movimientos de liberación nacional en todo el mundo.

Este abismo entre las los kurdos sirios y la oposición árabe comenzó a disminuir en cierta medida después de que un número de partidos políticos Sirio-Kurdos -particularmente Yeketi y Azadi- se abrieron a algunas de las facciones de la oposición ‘árabe’ y comenzaron a participar en sus eventos y reuniones, notablemente bajo la estructura de la llamada Declaración de Damasco. Sin embargo, esta era una apertura parcial y en gran medida pragmática, desde mi punto de vista, como se demostró más adelante, después de que la revolución estallase, por las diferencias fundamentales entre los dos lados dentro de los grupos de la oposición respecto al nombre de la República Siria, por ejemplo, (si incluir ‘árabe’ en el nombre), o cómo definir los derechos kurdos… y otras muchas disputas de este tipo.

Un proceso mucho más importante, en mi opinión, al respecto fue el comienzo de la revolución en 2011, en todo lo que significó para los sirios con respecto a re-descubrirse a sí mismos y un descubrimiento de los otros que aparentemente compartían su ‘tierra’ con ellos pero que no sabían nada de ellos. La revolución significó la reconstrucción de una identidad nacional Siria que es más colorida y diversa y menos excluyente. Fue muy significativo, por ejemplo, que los manifestantes en las zonas kurdas y árabes cantaban consignas y alzaban pancartas y carteles de mensajes de apoyo mutuo y solidaridad. Como los eslóganes de los manifestantes en Amuda y Qamishli y otras ciudades de mayoría kurda en solidaridad con Deraa, Homs, Aleppo y otros lugares. O las pancartas levantadas por los manifestantes en Idlib, Aleppo, Homs y otras partes expresando solidaridad con Amuda y Qamishli y otras zonas predominantemente kurdas; pancartas y carteles felicitando a sus compañeros kurdos durante las últimas ocasiones festivas nacionales, o consolándolos durante sus tragedias ‘especiales’ (tales como el asesinato de Mesh’al Tammo). Este fenómeno puede leerse desde la perspectiva de la que he hablado antes (la construcción de una nueva identidad nacional) y no meramente como una expresión de solidaridad simbólica y mutua o como una cuestión de reciprocidad o intercambio en el sentido de victimismo.

Sin embargo, parece que este proceso radical y creativo no ha tenido todavía un impacto en los grupos Sirios de la oposición estabilizados -tanto kurdos como árabes- que siguen siendo cautivos de sus identidades y su retórica obsoletas.

¿Cómo se ha desarrollado la situación en las zonas kurdas desde el comienzo de la revolución? ¿Cómo se ha enfrentado el régimen de Assad al movimiento popular en esas zonas? ¿Cuál es la relación entre los diferentes grupos kurdos y los revolucionarios sirios, el Ejército de Liberación Sirio, las fuerzas istamistas, etc.?

Muchos acusan al Partido de la Unión Democrática (PYD), el brazo sirio del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), de confabulación y cooperación con el régimen. No creo que éstas sean palabras muy adecuadas. Lo que pasó, en mi lectura de los acontecimientos, fue una convergencia pragmática de intereses entre los dos lados en 2012.

Para el régimen, el objetivo principal de este ‘entendimiento’ (por ejemplo la retirada del aparato del régimen de las zonas de predominación kurda y entregando su administración sobre todo al PYD) era la neutralización de las zonas kurdas en la revolución, tanto militar como políticamente (con el fin de que no se abriese otro frente mayor en la parte noreste del país y dividir la oposición en líneas étnicas y sectarias). El segundo objetivo era utilizar al PYD como su mejor carta contra Turquía, el partidario más significante del Ejército Libre de Siria en ese momento, con la esperanza de negociar un acuerdo futuro con Turquía como en el que el régimen Sirio vendió a Abdullah Öcalan en 1999. Y parece que el régimen ha fallado en algunos de estos objetivos y triunfado en otros, por razones complicadas y entrelazadas en las que en realidad no podemos entrar aquí.

Desde el punto de vista del PYD, esto fue una oportunidad de oro para imponer su autoridad y expandir su esfera de influencia en las zonas kurdas en Siria. Este pragmatismo político y sed de poder son dos factores importantes en el entendimiento de las relaciones del partido con el régimen, la revolución, el FSA, e incluso con los propios kurdos. También ayudan a explicar muchos fenómenos que parecen confundir a algunos comentaristas y analistas, tales como la represión de las fuerzas del PYD a activistas independientes y a aquellos críticos de las políticas del partido, en la misma línea que lo hizo el régimen Baathista. Como modo de ejemplo, se puede citar al respecto la masacre de Amuda en Julio de 2013, en la cual la Unidades de Protección del Pueblo (YPG) abrieron fuego a manifestantes armados, o el cierre de la nueva estación de radio independiente Arta en Febrero de 2014, bajo el pretexto de que no tenía ‘licencia’. Las fuerzas de PYD tambien han asaltado a miembros de otros partidos políticos kurdos y detenido a algunos de ellos bajo una variedad de excusas; han estado controlando comida y recursos financieros en las zonas kurdas y distribuyéndolos de una manera injusta sobre la base de favoritismo partidista, y así sucesivamente. Dichas prácticas recuerdan a la gente, correctamente, a las prácticas de opresión del régimen de Assad.

Después de que las facciones Islamistas -el Estado Islámico de Iraq y Sham (ISIS) y Jabhat Al-Nusra en particular- comenzaran a atacar las zonas kurdas a mediados de 2013, encendiendo una guerra que continua sin amainar entre ellos y las fuerzas del PYD, muchos Sirios-Kurdos comenzaron a cambiar su posición hacia el PYD y las fuerzas de YPG que domina.

Las facciones islamistas están luchando esta batalla unas veces bajo la bandera islamista y otras bajo la bandera arabista. Pero el verdadero motor que está detrás de ellos es el gobierno de Turquía, el archi enemigo de los kurdos, además de la posición estratégica de estas regiones en las fronteras turca e iraquí, así como su riqueza en petróleo. La combinación de estos factores ha empujado a muchos kurdos-sirios a aceptar la autoridad del PYD como auto-defensa o por miedo a que los islamistas radicales puedan ganar y después impongan su ley y sus valores que son ajenos a la población local, como pasó en al-Raqqa. Además de todo esto los Sirio-Kurdos en conjunto son menos religiosos y menos religiosamente extremos que otros muchos grupos sociales Sirios. A pesar de todo lo demás, el PYD continúa hablando de secularismo, democracia, derechos de las mujeres, etc. Incluso aquellos más críticos con el partido empezaron a verlo como el ‘mal menor’. Conozco a muchos activistas kurdos en Qamishli, Amuda y otras zonas quienes, antes de estos acontecimientos, solían organizar manifestaciones y escribir en contra del PYD, pero ahora de repente han empezado a ofrecerse como voluntarios en las filas del YPG, que está mayormente controlado por el PYD, para luchar contra los islamistas por las razones previamente mencionadas.

Este cambio de actitud de muchos Sirio-kurdos hacia el PYD ha sido reforzado por la posición de doble rasero de la oposición Siria, particularmente de la Coalición Nacional y de las facciones islamistas, hacia el ISIS, incluso después de que el FSA declarase una guerra contra él. Mientras muchas páginas y sitios web están desbordadas con críticas al ISIS y satirizando sus prácticas, cuando se trató de la lucha entre el ISIS y las fuerzas de PYD y sus aliados en las zonas kurdas, el ISIS de repente se transformó en «el Ejército de Liberación Sirio» y toda la conversación se convirtió en un conflicto entre «las fuerzas de la oposición» y «los separatistas kurdos».

Personalmente no creo que dichos errores sean siempre intencionados. Son, en gran parte, el resultado del hombre del saco kurdo y la incapacidad de imaginar una identidad nacional no excluyente. Ya me he referido antes a estos dos puntos. Creo que, si la actuación y retórica de las facciones de la oposición Siria no mejoran por lo que concierne al problema kurdo -radicalmente y de manera significativa, y no en términos de pragmatismo dudoso- sólo llevará a la consolidación del PYD en las zonas kurdas, tanto a expensas de otras fuerzas populares revolucionarias kurdas como a expensas de cualquier esperanza de una tierra siria para todos.

¿Qué piensas del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) en general? ¿Y qué piensas de el experimento de auto-gobierno/autonomía en el Kurdistán Sirio?

Como ya he dicho, las prácticas del partido, tanto pasadas como presentes, recuerdan a las prácticas del régimen de Assad y otros regimenes opresores y totalitarios como ese. Y es una semejanza que tiene razones objetivas. El PKK es un partido nacionalista que es altamente ideológico y que está basado en un régimen estricto militar y de lealtad ciega, así como la apoteósis del líder y la noción de un partido que lidera la sociedad y el estado. En este sentido, el PKK no es muy diferente de otros muchos partidos de izquierda árabes que han sido infectados con estas plagas Stalinistas-Leninistas.

En cuanto a la experiencia de auto-gobierno, primero tenemos que distinguir entre las aspiraciones y derechos de un grupo en su búsqueda de la independencia y autonomía y entre un modelo específico que pretende encarnar estas aspiraciones y derechos en la práctica. Así que si hablamos sobre el derecho de los Sirio-Kurdos a su autonomía y auto-determinación -a condición de que es ésto lo que desean- entonces, por supuesto, apoyo este derecho, así como debería hacerlo cualquiera que dice ser de izquierdas o pregresista. Cualquiera que diga lo contrario es o un hipócrita o un fascista. Personalmente estoy en contra de las naciones-estado y los estados en general. Sin embargo, si un grupo de personas, o la mayoría de ellos, aspira o busca algún objetivo –independientemente de si estoy o no de acuerdo con él- o si una nación-estado fuese el único marco posible que pudiese alcanzar en la actualidad una mayor libertad y justicia para ellas, entonces por supuesto apoyo estas aspiraciones y esfuerzos.

Pero si estamos hablando del proyecto actual del PYD en las regiones Sirio-kurdas, entonces el asunto se vuelve más complicado. Por un lado, parece que la experiencia ha empezado a lograr ganancias loables, tales como la administración secular del aparato estatal, una mayor participación y más acción para la población local en la administración de sus necesidades, especialmente con la ausencia de un estado estabilizado y fuerte. Y debemos recordar aquí que el PYD está apoyándose en la rica experiencia de auto-gobierno a través de la cual han estado viviendo sus compañeros en el Kurdistán turco.

Por otro lado, sin embargo, el experimiento puede acabar así con el fortalecimiento de la posición dominante del PYD y el incremento de la opresión en nombre de la protección de estas ganancias, junto con su derroche gradual a cambio de intereses políticos cerrados. Este es un peligro real y posible.

Me imagino que, si estuviese viviendo en uno de los tres cantones kurdos que están actualmente bajo el dominio de la administración de auto-gobierno, hubiese participado en el experimento de una forma u otra, pero hubiese intentado todo lo posible para trabajar con otros activistas y participantes para salvarlo de los peligros que acabo de mencionar.

¿Crees que es posible construir un Tercera Fuerza, que es democrática y progresista y que garantiza el cumplimiento de los objetivos originales de la revolución, y que es independiente del régimen y las fuerzas islamistas?

No me gusta mucho la etiqueta ‘Tercera Fuerza’, que se está usando para describir a las fuerzas sirio-kurdas o al PYD para distinguirlos tanto del régimen como de la oposición ‘árabe’ o ‘islamista’. Porque la etiqueta asume, o impone, la hegemonía de las fuerzas kurdas y la unión de sus aspiraciones, así como asume la homogeneidad de las facciones de la oposición.

De cualquier modo, creo que lo que ha estado pasando en las regiones kurdas -a pesar de todas mis salvedades y críticas al PYD- es un paso adelante si las comparamos con las otras alternativas que podrían dominar la región (el régimen o los islamistas radicales). Pero no creo que el PYD y el PKK son las vías políticas correctas capaces de alcanzar la verdadera libertad, democracia y justicia social, que es lo que buscan muchos en Siria.

No dudo por un momento de que el PYD -si las cosas continuan así- reproducirá un régimen de opresión y totalitario al igual que el partido Baatista o como hicieron los dos partidos gobernando en el Kurdistán Iraquí –teniendo en cuenta las diferencias en sus experiencias, por supuesto. Lo mismo se aplica a las otras muchas facciones de la oposición Siria, desde las fuerzas islamistas radicales a los partidos de izquierdas nacionalistas que se inclinan hacia el fascismo. La esperanza es que el movimiento revolucionario continuará y dará lugar a diferentes formas de organización y auto-organización, y a nuevas estructuras que son más consistentes con los valores y propósitos originales de la revolución.

Pero mientras la violencia ciega continúe (principalmente desde el régimen y sus partidarios), y mientras los izquierdistas continuen centrándo sus energías en actividades de la sociedad civil y dejen el campo de la lucha política y armada a otros, las oportunidades de cumplir estas esperanzas se vuelven más y más débiles. Por supuesto, no es fácil, después de todo lo que ha pasado, volver a los días de ausencia de democracia y libertades, al menos a corto plazo. Pero el logro de una justial social