Rojava Parte Final: El viaje a casa

Última parte del relato de ‘El Errante’, un anarquista estadounidense que acaba de estar por la zona de Rojava. Puedes leer las otras partes aquí: ParteI, ParteII, ParteIII, ParteIV, ParteV, ParteVI.

Además dejamos el audio de la entrevista a esta misma persona en el programa de radio «Free Radical Radio» en la que cuenta su experiencia en el viaje, historias y los debates que tuvo con la gente que conoció en Rojava. La entrevista está en inglés: https://archive.org/details/RojvaInterview

Rojava dispatch (7) 1“Mr. Errante…¿has visitado Siria?” El funcionario del Control de Fronteras de los EEUU me mira fijamente a través del plástico a prueba de balas que nos separa. Se mueve en su asiento. El hombre quiere una respuesta.

“¿Yo?, ¿Siria? No. Para nada… demasiado peligroso,” le digo rezando que la mentira no se me note en la cara. Estoy en Dublín, en un puesto de pre-autorización de los EEUU, casi de vuelta y ahora, parece, que tengo que dar alguna explicación.

Él recoge mi pasaporte y coge la declaración de aduanas en su mano derecha y dice, “Venga por aquí Mr. Errante. Vamos a registrarle el pasaporte.” Por primera vez, en todo el viaje, me entra esa sensación repugnante de miedo real.

Rojava dispatch (7) 2Dos días antes – París. Una mañana singular, sol y brisa fresca, el tipo de amanecer que sólo la Madre de las Revoluciones puede servir como desayuno. Camino por el cementerio de Père Lachaise con mis hombros encogidos. Conozco este viejo cementerio como a un buen amigo, y hay un memorial que me llama ahora. El Mur des Fédérés (el muro de los Federales). Un lugar en el muro que cierra el viejo cementerio donde cientos de Comuneros fueron masacrados por las fuerzas de la ley y el orden. Puedo ver el memorial, una simple placa en un muro de piedra. Nada más. Cojo una de las banderas de las YPG de mi mochila y la cuelgo por encima del memorial. Le hago una foto. Un hombre alemán con su hija aparecen por la esquina. Le pregunto si me puede hacer una foto con el muro y la bandera. Mientras se prepara, mi mano se eleva una vez más, casi de manera inconsciente haciendo el saludo en V, y él hace varias fotos. No he terminado. Quedan dos fotos más por hacer. Una foto con la bandera colgada en la tumba de Oscar Wilde y una foto en el bronce esculpido que sella las cenizas de Nestor Makhno en el Columbarium. Cuando estaba haciendo la última foto me doy cuenta de algo extraño, ¿ha sonreído un poco el retrato de Maknho cuando le he puesto la bandera de las YPG? ¿O soy yo?

Rojava dispatch (7) 3El funcionario del Control de Fronteras me lleva a una sala de espera en el área de pre-autorización. Me dice que me siente en una de las filas de bancos. Mientras me siento veo que estoy frente a una pared de espejos unidireccionales. En el reflejo puedo ver varios oficiales justo detrás mío mirando a mi pasaporte y mis papeles. Hablan en silencio y asienten.

Mi mente empieza a jugar a juegos de contrabando. Pienso en todo el posible contrabando de mis mochilas, numerosas banderas de las YPG/J, chapas, parches. Un libro llamado Democracia Sin Estado, banderas del Tev-Dem, banderas de las HPC y un chaleco marrón del uniforme de las HPC incluyendo dos bolsillos de velcro en los que cabe exactamente un cartucho de balas de 7.62mm X 39 mm de un Kalashnikov. Además de varias revistas pro-YPG/J, Tev-Dem escritas en aterrador árabe que parece de Daesh y en Kurmanji latinizado. Bien, lo suficiente como para unas cuantas horas de interrogatorio, quizás incluso uno o dos días de arresto. Uno de los oficiales del Control de Fronteras me llama a su ventanilla. Me levanto, me giro y ando hacia donde me ha llamado.

Rojava dispatch (7) 4Después del paseo por Père Lachaise paro un taxi y me voy al hotel. El taxista se desvía bruscamente hacia la Plaza de la République en nuestro camino de vuelta hacia el Banco Izquierdo cuando algo me llama la atención. Una bandera; la bandera amarilla/roja/verde de la Región Autónoma Kurda, luego dos, y luego tres banderas. Finalmente veo un banderín enorme de las YPG, amarillo con la estrella roja, mientras brinca en el remolino de la media tarde. Le grito al conductor que pare y pago la tarifa frenéticamente. Salto por el tráfico de la Rue du Temple y rápidamente leo el letrero sobre el escenario de música, “Marcha Internacional contra Daesh, por Kobane, por la humanidad.” Boooom, ahí está, es el 1 de Noviembre – día internacional por Kobane, y una vez más, estoy dentro de la Revolución.

Rojava dispatch (7) 5Camino entre la gente, oliendo la comida, viendo los colores, viajando de vuelta a Kobane y Cizere con el sonido del Kurmanji hablado, y el sentimiento de renacimiento, de estar haciendo un mundo nuevo. Hay un tenderete donde se sientan, beben té y hablan los representantes del Halkların Demokratik Partisi (HDP). Voy para allá y me presento. Les enseño algunas de mis fotos y escritos sobre Rojava. Hablan entre sí y entonces alguien se va a buscar un traductor con fluidez en turco, francés, kurmanji e inglés. Después de lo que parecía ser mi último vaso de té al estilo kurdo durante mucho tiempo, llega el traductor y comenzamos a hablar sobre cómo el HDP integra actividades con eventos en Rojava. Mientras la conversación continua, tengo el mismo sentimiento otra vez. La apertura, la emoción, la falta de miedo, la esperanza contagiosa en todo lo que estas personas hacen y creen. La maldita esperanza.

El funcionario de Control de Fronteras me mira de arriba a abajo y me pregunta si llevo cigarrillos en mi mochila. Sonrío y digo, “Si, 15 paquetes de Gitanes y Gauloises, no se pueden comprar nunca más en los EEUU, ¿sabías?”

Sonríe un poco y me pregunta por dinero, oro, o cualquier otra cosa que pueda estar intentando entrar por la frontera. Respondo que llevo unos cuantos euros, unos cuantos dólares – quizás un total de 100$. Ni oro ni queso, nada. Me dice que me siente mientras miran por rayos x mi mochila. Me voy a mi sitio. Sólo un pensamiento me viene ahora a la cabeza, ¿usarían las YPG/J en esas banderas alguna pintura que se ve en los rayos x? Bueno, que narices. Lo sabré tarde o temprano.

Rojava dispatch (7) 6Mientras me voy de la convocatoria, un último símbolo llama mi atención, blanco sobre negro, y en negrita, comunicados en francés reclamando la victoria de las YPG. Bueno, son la gente de la Fédération Anarchiste (FA) dando su opinión. Voy hacia allá y me presento, me conocen un poco, y yo les conozco un poco. Me invitan a su infoshop que está justo a lado de la Place de la République. Me siento durante un rato, les cuento lo que he visto en Rojava. Me hacen preguntas. Tengo algunas respuestas – pero no muchas. Me doy una vuelta por el local, compro unos posters, les doy las gracias y me voy. Ahora sólo una corta noche de sueño, un largo día de vuelo, y en casa.

El funcionario de Control de Fronteras me llama a su ventanilla. Ahora estoy frustrado y enfadado y espero que pueda morderme la lengua. Me mira de arriba a abajo una última vez y dice, “Señor Errante, puede continuar. Sus mochilas serán puestas de vuelta en el avión. Perdone por cualquier inconveniente.”

“Ningún incoveniente, de verdad,” le respondo. Y con esa última mentira me voy de la pre-autorización, sintiéndome bastante sodomizado.

En el Aeropuerto de San Francisco, desembarco del avión y camino lentamente hacia la recogida de equipajes. Me ha costado 26 horas viajar lo que tenían que haber sido 13. Me duele la espalda y las piernas y siento que me está creciendo un árbol de la cabeza. Mientras giro la última esquina veo aparecer a mi compañera. Me sonríe y caminamos el uno hacia el otro. Le toco la mano, es fresca y cálida, se siente como el amor. Nos abrazamos, le huelo el pelo, y le susurro “Lo conseguí.”

“Estar de vuelta”, es todo lo que responde. El sonido de su voz – oscura, baja, familiar – me dice el resto.

Rojava dispatch (7) 7(Mi nombre es El Errante. Mi nombre es Paul Z. Simons. Gracias por leer esto – espero que halláis disfrutado las partes)

Fuente: Anarchistnews

Fotografías: http://modernslavery.calpress.org/?p=962