El compañero mártir S. Sahin Qereçox, conocido como Waka por sus muchos amigos, fue, por desgracia, martirizado luchando contra el daesh en Hajin el 7 de octubre. Llevaba cuatro meses sirviendo en las YPG, luchando por la Revolución de Rojava. Por lo que le conocí, era un compañero entrañable y un gran revolucionario. Todavía me cuesta encontrar las palabras para describirle –era tan reflexivo y creativo que se salía de cualquier generalización. Cualquier cosa que escriba no será más que un mero arañazo en la superficie de lo que él significó para mí y para mucha gente. Nunca olvidaré sus esfuerzos y sus valientes acciones luchando por un mundo que él sabía era posible. Un mundo libre de opresión, patriarcado y ecocidio en el que la gente pueda vivir de forma cooperativa en el espíritu del apoyo mutuo, en lugar de dejarse atomizar y asustar por el capitalismo. Se arriesgaba siempre a sufrir la represión o la violencia policial por defender aquello en lo que creía. En el bosque de Hambach, en Alemania, nunca vaciló en exponerse a los daños que fueran con tal de parar la explotación y la destrucción de la Tierra. En Pont Valley, Inglaterra, su creatividad y su forma de trabajar duro se pusieron a disposición de la campaña defender a las comunidades y a la naturaleza salvaje frente a las extracciones del carbón a cielo abierto. Su ingenio y su capacidad como persona llena de recursos le convertían en una persona muy valiosa para todos los movimientos y comunidades de los que formó parte. A menudo trabajaba duramente para construir estructuras, cocinar o simplemente hacer los espacios más acogedores para que todo el mundo pudiera sentirse bien. Siempre ponía su tono encantador en cualquier conversación, y podías aprender mucho de lo que tenía que decir. Su temperamento nunca fue agresivo, sino al contrario, se oponía a la confrontación física, y al inicio fue una sorpresa oír que quería unirse a luchar con las YPG. Pero en verdad, pensando en la valentía de todos sus actos, no tendría que haber sido para nada una sopresa que luchara de esta forma por aquello en lo que creía. Su firme coraje y su autodisciplina, sin caer en comportamientos de machito, es una de las cosas por las que le admiraba. Esta era una de las cosas que le convertían en un revolucionario de verdad –sabía que una Revolución no es sólo algo que se hace o se construye, sino que es algo que es parte de lo que haces y de lo que eres. Todo lo que hizo fue conscientemente y sin apologismo, político. Nunca se escondió de criticar su propio comportamiento o el de sus compañeros. Quería sacar el máximo partido de cada uno de los días de su vida, y pasaba cualquier momento del que disponía aprendiendo algún idioma, entrenando, leyendo o compartiendo nuevas ideas. Más o menos una semana antes de morir fue nombrado co-comandante del Tabur Internacional de las YPG, y estaba tenazmente motivado por mejorar no sólo la condición física del grupo, sino también por construír y fortalecer la cultura revolucionaria de esta unidad. Un recuerdo que atesoro de él antes de que viniera a Rojava es de cuando estuvimos juntos haciendo autostop por Europa. Recuerdo que daba igual quien fuera el que nos cogiera a dedo, siempre se ponía a hablar con él como si fuera una vieja amistad. Nunca se escondía de compartir sus ideas, y no tuvo nunca la necesidad de ser deshonesto sobre sus creencias. Su comportamiento amistoso y cautivador, y su honestidad dejaron poso en todas las personas que encontramos en aquel viaje, incluso en aquellas con las que compartió poco tiempo. Quiero enviar este mensaje en memoria de un compañero (Heval) de verdad. Un defensor de la Tierra, saboteador de la caza, anarquista, autostopista experto, buscador en las basuras, revolucionario, amigo y compañero lleno de belleza. Sólo me arrepiento de no haberle dicho todo esto a la cara, pero la lucha por la libertad continua , y yo lo haré en su memoria, inspirado por todo lo que hizo y todo lo que me enseñó. Sehid namirin !! Los mártires son inmortales !!