uego de varias semanas de máxima tensión entre ambos gobiernos, Donald Trump anunció que se reunirá con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, para buscar soluciones al conflicto diplomático y acercar posiciones políticas.
“Acabo de tener una muy buena llamada con el presidente Erdogan de Turquía. Me informó que han capturado a numerosos combatientes del Estado Islámico (EI) que se había informado escaparon durante el conflicto -incluida la mujer y la hija del asesino terrorista Al Baghdadi-“, dijo Trump en su cuenta de Twitter.
“También -agregó- hablamos de su frontera con Siria, de la erradicación del terrorismo, del final de las hostilidades con los kurdos y muchos otros temas. Deseando ver al presidente Erdogan el próximo miércoles 13 de noviembre en la Casa Blanca”.
La visita se produce poco después del cierre de un renovado capítulo de tensiones entre Ankara y Washington con la entrada de tropas turcas en el norte de Siria contra los kurdos.
En respuesta, Trump anunció sanciones económicas contra Turquía por su ofensiva en el noreste de Siria a mediados de octubre, y llegó a asegurar que “aniquilará la economía” turca si resultaban afectados los kurdos, tradicionales aliados de Estados Unidos.
Pocos días después, sin embargo, el mandatario ordenó levantar las sanciones impuestas contra tres ministros turcos tras alcanzar un acuerdo por el que Turquía declaró un alto el fuego permanente y la creación de una “zona de seguridad” en la frontera turco-siria.
Erdogan, por su parte, ha indicado que le cuesta seguir los cambios de opinión en Twitter de su homólogo estadounidense. “Cuando echamos un vistazo a los mensajes de Twitter de Trump (…), ha llegado un punto en que no conseguimos seguir sus publicaciones”, declaró Erdogan a la emisora turca NTV el pasado 16 de octubre.
La medida estadounidense del pasado mes no es el primer golpe del presidente estadounidense contra la economía turca en los últimos meses, ya que en mayo ordenó retirar a Turquía del Sistema Generalizado de Preferencias (GSP), un programa que permite la entrada libre de impuestos de miles de productos a ciertos países en desarrollo.
Además, en agosto del año pasado convirtió en una causa diplomática la liberación del misonero estadounidense Andrew Brunson, que estuvo preso en Turquía desde 2016 por una presunta “colaboración con grupos terroristas”, lo que provocó que la lira turca perdiese un 25 % de su valor.
Las relaciones entre Ankara y Washington, de hecho, han sufrido varios altibajos en los últimos años, especialmente desde la fallida asonada de 2016, ya que Turquía reclama la extradición del predicador turco Fethullah Gülen, al que Erdogan culpa del golpe de Estado y que vive en Pensilvania (Estados Unidos).
Fuente: EFE