HEVALE ÇÎYA, TU LUZ GUÍA NUESTRO CAMINO. SIN MIEDO Y CON ESPERANZA

La verdad, es muy difícil comenzar esta carta. Ningún comienzo es adecuado para expresar el inmenso dolor que produce la muerte de un compañero, de un amigo, de un gran “Heval”.

Ha pasado más de un mes de su marcha, y todavía es difícil encontrar las palabras que puedan describir el vacío que nos deja esta pérdida. Todavía es imposible imaginar que ya no está, que su humilde presencia, cariñosa y cercana no volverá a acompañarnos.

No podemos evitar el rechazo a esta idea, no podemos aceptar que Hevale Çîya, “Nano”, sea sólo un recuerdo.

Durante el tiempo que ha transcurrido desde su marcha, no hemos mencionado nada al respecto, pues decidimos en su momento que la inmediatez, que la “exclusiva” o el protagonismo de transmitir la noticia no son parte de nuestra forma de ser, ni de nuestra forma de entender la vida. Y mucho menos de entender la muerte, como tampoco lo eran de la de Nano.

Entendemos que el primer momento y los primeros días pertenecen al luto, sobretodo al de la familia. Necesitan su espacio y su tiempo para la despedida. Compartimos con ella el dolor, y debemos aceptar nuestra posición y nuestro papel en estos momentos difíciles. Desde la familia y amigos cercanos se decidió no hacerlo algo “mediático” ni dar mucha información al respecto por varias razones. Una de ellas, porque algunos medios de comunicación, quienes sí buscan la inmediatez y la exclusiva, acosaron al entorno de Nano en busca de información y carroña para sus artículos de prensa, como no tuvieron respuesta, se inventaron, mintieron y manipularon las noticias. No lo olvidamos.

Pasado este tiempo, para familia, amigos y compañeras el recuerdo de Nano sigue vivo, y no sólo sigue vivo, sino que nos guía y acompaña como no podía ser de otra manera.

Desde “Rojavanoestasola” tenemos la necesidad y el deber de despedir a nuestro “Heval”, de mantener su recuerdo vivo y de continuar con la lucha revolucionaria en busca de un mundo mejor. Pues ese es, el mejor homenaje que le podemos rendir desde aquí a nuestro compañero.

Compañero y amigo, Hevale Çîya:

El pasado 2 de Noviembre, recibimos la triste noticia de que esa misma noche, nuestro amigo había perdido su vida durante el descenso de el pico “Himlung”, en la cordillera del Himalaya. La noticia nos atravesó el corazón como un disparo, nos quitó la respiración, nos congeló la sangre. No nos lo podíamos creer.

Nano, como le conocíamos sus amigos y amigas, era una persona con mucha experiencia en la montaña, ya desde su adolescencia comenzó su amor por la montaña y la naturaleza.

Nano trabajó en diferentes sitios a lo largo de su vida, pero desde hacía años su trabajo era el de guía de montaña, residiendo la última época de su vida en Aragües del Puerto, un pueblo en la zona de los Valles Occidentales del Pirineo Aragonés.

También vivió y trabajó en Alemania, donde fue guía de escalada, especializado en un tipo concreto de escalada que consiste en el empotrado de nudos en la roca. Esta característica definía perfectamente el carácter de Nano, pues hace falta sangre fría y mucho “coco” (como dicen en la escalada) para usar ese tipo de técnica.

Aquí en Aragón, aunque él era guía de Montaña, su pasión era también la escalada. Conocía perfectamente cada rincón del territorio, incluso su conocimiento le llevó a escribir artículos en importantes revistas de montaña. En estos artículos Nano siempre daba su personal punto de vista, siempre ligado a las ideas revolucionarias y que hacía llegar a toda la comunidad escaladora. Recuerdo en concreto un artículo sobre los “Mallos de Agüero” donde recalca la importancia histórica de este territorio en la lucha Antifascista y la guerrilla de los “Maquis” durante el Franquismo.

Tras su vuelta de Kurdistán, Nano, al igual que nosotras, sentía que existía un vínculo entre nuestras montañas y las del Kurdistán. Su nombre kurdo era Ciya, que curiosamente significa montaña. Ese vínculo que Nano sentía entre estos dos territorios, se basaba en gran parte en el amor a las ideas revolucionarias que encontraron refugio en nuestras montañas en el pasado, al igual que hoy lo hacen en el Kurdistán. Nano quiso rendir homenaje a este vínculo, a esa hermandad entre pueblos, y así abrió varias vías de escalada cercanas a su hogar en recuerdo de sus compañeros y compañeras “Sehîd” (Mártires) en Rojava, dándoles a estas vías el nombre de esos combatientes.

Hasta el último momento de su vida, llevó estas ideas en su corazón. Cuando nos despedimos antes de su viaje hacia el Nepal, estábamos en una concentración de apoyo a la resistencia de Rojava frente a la invasión Turca. Allí, al acabar, Nano recogió la bandera del PKK y dijo que se la llevaba con él al Nepal, ya que en estos momentos no podía estar con sus compañeros y compañeras de Rojava, pero que de alguna manera quería enviarles fuerzas desde la Montaña. Su último recuerdo en el pico Himlung es más que un mensaje. Es la expresión más clara del carácter y la personalidad de Nano, la montaña y la lucha por la libertad. Aún en duras condiciones siempre con una sonrisa, siempre pensando en los demás, siempre con el corazón abierto, siempre dispuesto a ayudar.

Ese amor inmenso por la montaña y la libertad se veía en sus ojos, se escuchaba en cada palabra, era su seña de identidad. En un artículo que escribió en la revista Rojavanoestasola donde él participaba, comenzaba diciendo así: “Soy Heval Çîya y os quiero hablar de lo que aprendí de mis compañeras y compañeros en Rojava. Ellas y ellos, sin excepción amaban y aman las montañas. De mí no hay nada más que decir. Quiero sólo hablar de mis compañeras allá, de las que se quedaron, de sus montañas y de su lucha revolucionaria”.

La larga trayectoria de Nano en la montaña nunca fue competitiva, ni deportiva, nunca buscó rivalidad, al contrario, pará él la montaña era la vida en si misma, es el camino personal y colectivo. La montaña no sólo es un territorio. Es el principio, es un ideal, es un valor, un horizonte, y también es el final. Por eso, por todo lo que aprendimos a su lado, cariñosamente le llamábamos “Mamoste”(maestro en kurdo).

Nano escribió también un artículo, llamado “Escalar en la sociedad del espectáculo”, en él hacía referencia a un modo diferente de entender la montaña y cita unas palabras de Isaac Puente, médico, anarquista y naturista, en su libro “Alpinismo”. Es importante para las personas que convivimos con él en la montaña recordar estas palabras, porque a través de ellas Nano vivió y compartió la montaña y junto a él aprendimos a ser, a encontrarnos y a vivir.

Dice así; …no se preocupaba de definir ni de adjetivar la escalada o las actividades de montaña. En su bondad personal simplemente enumeraba sus beneficios. Estar en la montaña, escalar, el excursionismo, el alpinismo… tienen sus beneficios para el ser humano y para la sociedad, y ello por distintas vías. Por la del físico, con las indicaciones que precisa el ejercicio físico realizado por músculos, pulmón y corazón. Por la del psiquismo, con el autodominio, la introspección y la voluntad en la que se conforma la personalidad. Por la de Natura, con el vegetarianismo (alimentación sin toxinas, bebida sin excitantes), el nudismo y la higiene. Por la de la salud, dejando los ambientes viciados y enfermizos (dominantes en la ciudad) y volviendo a la vida franca. Por la de la moral, con la comprensión de nuestra humildad y de la forma de ser quienes nos rodean. Es precioso y es así. Todo esto es lo que encontramos ahí fuera, en nosotras mismas, y es muy bonito y subversivo.

Como todos y todas las que le conocimos sabemos, esa ética, esa moral que tenía Nano dejó huella allí por dónde pasó, ha dejado marca a cualquier persona que lo haya conocido, a cualquiera sin excepción. Nano es de sobra conocido en el barrio de Torrero y la Paz de Zaragoza, donde tiene parte de sus raíces, su familia y sus amigos. Siempre ha estado del lado de las luchas sociales y vecinales de la ciudad, de los débiles y las silenciadas. Es de sobra conocido dentro del movimiento anarquista, no solo en Zaragoza, sino en todo el Estado Español, y también ha dejado estela a su paso por Europa y el Kurdistán. Sitio donde sus antiguos compañeros y compañeras no han tardado en enviarnos fuerza y compartir su dolor, recordándonos lo admirado que fue en estos sitios y su orgullo y la alegría por haberlo conocido.

Nano combatió junto al pueblo kurdo y árabe en Rojava en las milicias de las YPG, y junto a otros y otras internacionales en el batallón AIT. Participó entre otros en los duros combates por la liberación de Raqqa y dejó allí a compañeros y compañeros a los que nunca olvidó, en palabras suyas: “Su sacrificio no será olvidado. Su sacrificio ha hecho que Rojava resista como un faro de esperanza para todas aquellas personas en la Tierra que aman la libertad, buscan la justicia y sueñan con la paz”.

Ahora, Nano, uno de los más grandes revolucionarios y anarquistas que ha dado nuestra tierra en los últimos tiempos ya descansa. Junto a sus compañeros y compañeras del Kurdistán, junto con los Hevalen Çem, Kawa Amez, Rustem Cudî, Firat, Redur, Mehmet, Dilbirîn Qamislo, Avasin Tekosin, Mezlum, Arges, Awaz Dilges, Saxewan, Servan, Asiye Deniz, Avasîn Kesra, Adal, Diljîn Ararat…

Ahora Nano, Hevale Çiya, ha alcanzado la eternidad, allí donde siempre quiso estar, en la montaña. Junto con todos y todas aquellas que dieron la vida y alcanzaron la muerte en la lucha por la libertad. Pero lo más importante, Nano sigue vivo en todos nuestros corazones, porque como él decía, las personas que nos rodean ayudan a forjar nuestra personalidad, y estamos seguros que todas las personas que le hemos conocido, vivimos con una parte preciosa de él.

Compañero Fernando Sánchez Grasa, tu luz guía nuestro camino, descansa en paz.

Sehid namirin! (Los mártires son Inmortales)

Zagros, Diciembre 2019


Sin miedo y con esperanza

En memoria y homenaje a nuestro compañero Nano, heval Çiya – anarquista, montañero, internacionalista y compañero.

Nano, heval Çiya, es un compañero que difícilmente puede ser descrito con palabras. Aquellas que lo conocíamos, que compartimos vida y lucha con él sabemos que es difícil hacerle honor suficiente en un texto.

Heval Çiya, montaña, era más que un montañero, era amante de las montañas y de la vida que albergan y generan. Las montañas eran su casa, sus amigas. Quizás por eso se sintió tan unido a la lucha del pueblo kurdo, ese pueblo cuyas únicas amigas dicen son las montañas. Heval Çiya estuvo en dos ocasiones en Rojava. La primera vez en el 2015 dos meses en un proyecto civil de construcción de un hospital en Kobanê. La segunda desde otoño de 2016 hasta primavera de 2017 luchando como internacionalista en las YPG. Heval Çiya durante ese tiempo luchó en el frente de Al-Bab y tomo parte en la formación de la AIT – Anarchist International Tabur dentro de las YPG junto con otros compañeros internacionalistas. Porque heval Çiya era también anarquista. Anarquista de bondad, de corazón, socialista. Un anarquista que llevaba hasta las últimas consecuencias el significado de esa ideología. Amaba la vida, amaba a las personas, a todas, amaba la lucha por lo que era justo. Amor es lo que desprendía siempre a su alrededor. Heval Çiya tenía una personalidad revolucionaria de esas pocas que quedan en nuestro tiempo. Te hacia sentir siempre bien, cómoda, querías siempre estar más con él y continuar hablando. Su actitud en sí era una critica suficiente que te invitaba a ser mejor persona y mejor revolucionaria. Porque como bien nos decía, ser revolucionario es ser buena persona, y la anarquía no es más que la tendencia humana a la bondad. Nos repetía que esto es lo que había visto en los y las compañeras de la revolución en Kurdistán. El amor, el cariño con el que hablaba de los hevals en Kurdistán es indescriptible. Su forma de explicar Rojava y el Kurdistán era a través de la personalidad de las compañeras, de las hevals, de los valores transmitidos a la sociedad. Si querías conocer qué revolución estaba teniendo lugar en Rojava, él te contaba la vida y personalidad de compañeras Şehîds, su ética y su bondad. Él tomó este ejemplo, porque ya lo llevaba dentro, y fue un ejemplo para el resto transmitiendo estos valores cada segundo.

Heval Çiya vivía en las montañas del Pirineo aragonés. Tenía una fuerte consciencia de la tradición revolucionaria de resistencia de ese lugar y una profunda conexión con la lucha del pueblo vasco, la lucha antifascista y la revolución anarquista del 36 en España. Esas montañas del Pirineo albergaron también la resistencia de guerrilleros antifascistas y de internacionalistas que en el 36 nos traían un mundo mejor en sus corazones. Heval Çiya trabajaba muchísimo para unir esta tradición revolucionaria e internacionalista. Recorrió el Pirineo buscando las rutas de los maquis, descubriendo sus cuevas, escribiendo artículos en revistas de montaña que rescataban esta memoria que el fascismo y la democracia española han intentado siempre aniquilar. Y escalaba siempre. Desde que estuvo en Kurdistán esas nuevas rutas de escalada que abría llevan el nombre de mártires del Kurdistán. El Pirineo aragonés está ahora albergado también y bien protegido con la memoria de decenas de Şehîds.

Nano, heval Çiya, es aún extraño andar por aquí y pensar que ya no estás, dejas un vacío enorme en estas montañas y en nuestros corazones que va a ser difícil de llenar. Pero sobre todo me dejas con la certeza más que nunca de que el internacionalismo y la lucha revolucionaria es el camino, continuarlo siempre, va a ser el mejor homenaje.

Quiero recordarte con un poema que nos nombrabas en varias ocasiones cuando hablabas de los y las compañeras Şehîds de Kurdistán. Cada compañero tiene un pedazo de sol, tu eras un sol para nosotras, que alumbraba nuestro camino y nos calentaba en las situaciones que parecían más frías. Siempre alumbrarás nuestra noche, esta larga noche que caminaremos sin descanso hasta que salga finalmente el sol.

Por todos los şehîds y todas las compañeras que han dado su vida en la lucha. Nos vemos en las montañas.

Şehid namirin.

cada compañero tenía un pedazo de sol/
en el alma/ el corazón/ la memoria/
cada compañero tenía un pedazo de sol/
y de eso estoy hablando

no estoy hablando de los errores que
nos llevaron a la derrota/ por ahora/ no
estoy hablando de la soberbia/ la ceguera/ el delirio
militarista de la conducción/
estoy diciendo que cada compañero tenía un pedazo
de sol

que le iluminaba la cara/
le daba calor en el pavor nocturno/
lo abellaba alegrándole los ojos/
lo hacía volar/ volar/ volar/

¿se apagaron esos pedazos de sol ahora?/ ahora que los compañeros murieron/ ¿se
apagaron sus pedazos de sol?/ no siguen alumbrándoles alma/
memoria/ corazón/ calentándoles
el calcañar/ los huesos disparados de sombra?

solcito que se apagaba así/
todavía alumbrás esta noche/
en que estamos mirando la noche
hacia el lado por donde sale el sol”.

– Juan Gelman, Nota XIII

Viyan, Diciembre 2019