“¡¡¡Las YPJ”, escribe Becky, la Occidental feminista-antiimperialista, “deberían haber elegido una digna decapitación, una violación en grupo y la masacre de todas las mujeres, los kurdos y los pueblos del norte de Siria antes que aceptar armas de los sucios imperialistas para defenderse del ISIS!!!”. Su dedo golpea el botón de exclamación para dar énfasis a su apunte mientras toma un delicado sorbito de su leche de soja con sabor a fresa o de su Créme Frappuccino antes de volver a escribir en su ipad 7. “¡Entonces indudablemente les habría apoyado! ¡pero desde luego ahora no!” . Ella fulmina con la mirada a la camarera mejicana que sirve su pedido de tarta de camembert y mascarpone con arándanos por interrumpir su rompedor análisis político de Siria. Afuera la lluvia cae a mares mientras ella se sienta calentita y cómoda en una esquina del Starbucks. Ignora brevemente su iphone, que de repente suena recordándole que cambie su clase de yoga para que no coincida con la cita de su caniche en la peluquería canina. Ella concluye su posición, acompañada de una mueca de autosatisfacción, con la línea “¡Incluso la esclavitud sexual en las calles de Raqqa y Aleppo hubiese sido mejor que las armas de los imperialistas! Este es el tipo de feminismo que yo apoyo de las mujeres musulmanas, negras e indígenas del mundo”.
A menudo me pregunto qué hubiera pasado si el ISIS hubiera superado a Kobane y se hubiera infiltrado en Europa con el mismo violento alboroto homicida que en Siria. Me pregunto, si tal vez solo entonces, algunos de los llamados militantes de la izquerda europea podrían entender lo que les cuesta a los kurdos y a otras minorías, YPG, YPJ, SDF, sobrevivir aquí rodeados diariamente por regímenes dictatoriales y grupos terroristas que se enorgullecen de nuevas fórmulas de decapitar a la gente, mientras los embargan económicamente a la vez que intentan construir una democracia radical. Solo entonces, las condenas de autosatisfacción y las propuestas de lo que la gente debería hacer aquí para sobrevivir un día más, les parecerían vacías, nulas y ridículas, como lo es para nosotros aquí en Rojava.
La izquierda -sobretodo la izquierda regresiva-, adherida a la pureza ideológica, proviene de una posición profundamente arraigada en el privilegio y la seguridad, tendiendo a hacer juicios y suposiciones sobre escenarios y conflictos que no han tenido que enfrentar. Tus propuestas acerca de lo que los pobres deberían hacer en Yemen a medida que se enfrentan a una hambruna son nulas cuando estás sentado en Amsterdam bebiendo un refresco de cola con sabor a cereza, y no importa lo bien versado que estés en ideología izquierdista. Tus propuestas sobre lo que las sociedades destrozadas por la guerra deben hacer para sobrevivir a más de dos docenas de grupos terroristas son nulas, aunque seas miembro de la cooperativa más antigua de Toronto. Tus propuestas sobre lo que las mujeres deben hacer para sobrevivir otro día son nulas aunque pertenezcas a un colectivo feminista de los suburbios de Sydney.
Es fácil idealizar la pureza ideológica y revolucionaria desde el exterior, pero la izquierda tiene que entender que no existe una fórmula predefinida para llevar a cabo una revolución o una trayectoria específica para hacer avanzar o que evolución tiene que tomar una revolución en particular. Esto es por lo que en Rojava existe un movimiento anti-imperialista, sin embargo tomamos las armas de los imperialistas occidentales y de los fabricantes de los terroristas y los partidarios de dictadores que se enfrentan simultáneamente. Esta es la razón por la que en Rojava hay una revolución de las mujeres, aunque todavía persista una fuerte adhesión a la categoria binaria de género. Esta es la razón por la que en Rojava se da un fuerte énfasis a la sostenibilidad ecológica, pero todos los que pueden permitírselo cavan pozos porque no tenemos agua y porque nos enfentamos a un embargo de dos años en curso, mientras que nuestras comunidades y calles están llenas de basura porque a nosotros todavía nos faltan los mecanismos, los procesos y los fondos necesarios para crear una sociedad mejor, más educada y más limpia. Solo porque una revolución no parece lo que crees que debería ser, no la hace irrelevante o no revolucionaria.
La pureza ideológica es un signo de privilegio e ignorancia. Ninguna ideología, anti-imperialista, feminista, socialista, democrática y demás, debería tener preferencia sobre la vida real de los seres humanos, porque ¿Cuál es el punto de la pureza ideológica si todo el mundo está muerto como resultado de ello?
Autora: Hawzhin Azeez
Traducido por: Newroz Euskal Kurdu Elkartea