La semana pasada, mientras el ejército turco amontonaba sus fuerzas en el triángulo de Kilis en Turquía, y Jarablus(al-Bab/al-Rai en Siria, obuses turcos iniciaron los bombardeos sobre objetivos de las YPG al suroeste de Azaz y al norte de Tel Rifaat. Las fuerzas kurdas devolvieron con fuego de sus morteros de 81 mm sobre las unidades del Ejército Libre de Siria (FSA). Fuentes locales declararon en las últimas dos semanas ha habido enfrentamientos ocasionales entre las YPG y las FSA al este de Tel Rifaat.
El 30 de junio las YPG emitieron una declaración donde explicaban tomar las áreas entre Azaz y Jarablus bajo control turco. El objetivo prioritario de Ankara en el norte de Siria son las YPG. Turquía hace todo lo posible por impedir la creación de un corredor kurdo. Erdogan publicó recientemente en su cuenta oficial de Twiter: “Estoy hablando al mundo entero, jamás permitiremos la creación de un estado kurdo en el norte de Siria, lo evitaremos cueste lo que cueste”.
Sin duda, Ankara ha optado por poner su atención al Oeste del Éufrates y en Moscú, tras los fallidos intentos de que EEUU retiraran su apoyo a las YPG al este del Éufrates. Al oeste del Éufrates, tanto Ankara y Moscú se necesitan mutuamente, de ahí su inevitable colaboración. Por expresarlo de una forma más gráfica, Moscú necesita a Ankara en Idlib y Ankara puede ofrecerlo obteniendo Afrin a cambio.
En la actualidad, Idlib actúa como la “capital” de la oposición armada siria. Allí podemos encontrar grupos armados salafistas que son considerados “terroristas” como Hayat Tahrir al-Sham, coalición que comprende Jabhat Fatah al-Sham (anteriormente conocido como Jabhat al-Nusra). Tanto los grupos armados salafistas como los yihadistas como Ahrar al-Sham, tienen un pie en el campo de los radicales y otro en los denominados “moderados”, además de grupos armados que Turquía ha tratado de consolidar bajo las FSA y que proporcionaron apoyo a Turquía durante la operación “Escudo del Éufrates”.
Está claro que tanto Rusia como los leales al presidente Assad se están preparando para una gran ofensiva en Idlib, como lo hicieron en Alepo. Prácticamente están pidiendo a los grupos en Idlib que “decidan” sin son moderados o radicales. En caso de que se definan como moderados podrían abandonar Idlib y cumplir con las reglas de evacuación. Si no abandonan Idlib y no prestan atención a las reglas, entonces serán considerados terroristas y merecerán ser eliminados.
Así, Moscú necesita ahora la zona que Turquía está preparando en el triángulo Jarablus/al-Bab/al-Rai para los moderados y sus familias. Rusia también necesita de un mediador de confianza en sus relaciones con los grupos de Idlib y Ankara puede ser de gran ayuda en esto.
Consciente de sus necesidades, Moscú parece encontrarse más complaciente con Ankara. En la práctica la cuestión principal es donde ubicar a las decenas de miles de personas que abandonarán Idlib antes de la ofensiva prevista. El único área factible para que estas personas puedan asentarse sería el triángulo Jarablus / al-Bab / al-Rai cpntrolado por Turquía. Pero dicha zona necesita ser ampliada y no es militarmente posible hacia el sur (al-Bab) ni hacia el este (Manbij). El único territorio disponible es hacia Tel Rifaat situado en el cantón de Afrin y controlado militarmente por las YPG. A cambio de la ayuda de Ankara en Idlib, Moscú convendría en que Ankara se expanda hacia territorio de Rojava. En caso de que exista una operación turca al oeste del Éufrates sería de dos líneas, una desde Kilis-Azaz hacia el Sur y la otra desde Mare hacia el oeste en dos columnas que se unen en Tel Rifaat. Las FSA proporcionarían la mayor parte de las fuerzas terrestres y Turquía proporcionaría un apoyo de artillería de 155 mm. ¿Permitirá Rusia a Ankara realizar operaciones de la fuerza aérea turca contra los objetivos de las YPG en Afrin?
No es difícil adivinar que Ankara, a cambio de las concesiones de Moscú en Afrin, hará todo lo posible para asegurar que grupos como Ahrar al-Sham adoptarán las reglas de desescalada militar. Sin embargo podría llevar a enfrentamientos entre Ankara y las antiguas facciones de Jabjat al-Nusra. Debido a esta compleja escena el destino de Idlib podría no solo afectar a las redes salafistas-yihadistas sino también a las redes próximas a Turquía. El portavoz de la presidencia turca, Ibrahim Kalin, declaró el mes pasado que Turquía podría enviar entre 300 y 500 soldados a la zona de desescalada de Idlib.
Otra de las cuestiones importantes es la decisión tomada durante las negociaciones en Astana, Kazajistán, de desplegar tropas de terceros países extranjeros en todas las zonas de desescalada en Siria. Hace dos semanas se informó de que Kirguistán y Kazajistán podrían enviar tropas a Idlib. ¿La llegada de tropas kirguises y kazajas tendrían como objetivo impedir un estallido de enfrentamientos entre el gobierno sirio y la oposición, o esconden otros planes? Muchos individuos originarios de Asia Central se habrían unido a grupos salafistas y yihadistas. La llegada de dichas tropas podría verse como un movimiento importante de los estados que reconocen esta amenaza. Es así como cuando uno ve a los militantes uigures alrededor de Idlib que surge la pregunta de si China podrían estar involucrada en el asunto de Idlib. Es interesante lo que ocurra en la cumbre de Astana el 10 de Julio que repercutirá en el futuro de Idlib, y por lo tanto de Afrin.
⋅ 5 julio, 2017
Fuente: Al-Monitor