Las hijas del sol y el fuego, como las llama Melike Yasar, representante del Movimiento de Mujeres de Kurdistán en Latinoamérica, tienen como objetivo, nada más y nada menos, “una lucha universal”. La situación del pueblo kurdo en Medio Oriente, el rol de la mujer, la autodefensa, la Jineologi, y las diferencias con el feminismo occidental, ejes de una entrevista exclusiva de Derrocando a Roca.
La revolución del Movimiento de Mujeres de Kurdistán es, quizás, la proeza más grande que un grupo de mujeres se haya propuesto en los últimos 40 años, a realizarse en un continente donde la mujer no solo no posee voz ni voto, sino que además es reducida a un mero objeto, propiedad del hombre. Melike Yasar es la representante del Movimiento en Latinoamérica, habla kurdo, turco, alemán e inglés, los dos últimos aprendidos durante su exilio con su familia en Alemania. Si bien se queja de su español limitado, en la práctica se expresa con la seguridad y la convicción que la caracteriza.
En las sociedades de Medio Oriente las mujeres son reducidas al honor (virginidad). Representa su único valor, condición pura y exclusivamente manipulada y administrada por sus padres o esposos. Según las tradiciones que impone la religión en estos estados, las menores (algunas desde los seis años) son entregadas y vendidas por sus progenitores para el casamiento. Antes de soportar esta costumbre, miles de mujeres y niñas decidieron suicidarse. Otras, las que sobrevivieron al horror, encabezaron una ardua lucha, desafiando las leyes del patriarcado (poder del hombre sobre la mujer) más rancio y logrando convertir ese honor en su libertad.
En una de las paredes del living de su casa, Yasar tiene colgada una bandera con el rostro de Sakine Cansiz, líder y una de las fundadoras del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), asesinada en 2013 junto a otras dos compañeras. Desde el 2015, Yasar viaja por todo el continente narrando la transformación que está llevando a cabo el pueblo kurdo en todo Medio Oriente y, sobre todo, la revolución que conducen las protagonistas de la verdadera emancipación femenina. “Las hijas del sol y del fuego”, dice Melike, sonriendo.
La revolución de Kurdistán
Kurdistán es un pueblo aun no reconocido por Medio Oriente de casi 50 millones de personas (supera la población de nuestro país), siendo la nación más grande sin patria. A nivel territorial se encuentra dividido dentro de las fronteras de cuatro estados: Irán, Irak, Siria y Turquía. Desde hace años este pueblo inició un proceso revolucionario, a través del cual lucha y resiste por existir en sus tierras ancestrales. Según la frontera del Estado en el que se encuentren, todxs lxs kurdxs hablan dos idiomas (el propio y el del país fronterizo que linda con su territorio) porque su lengua fue prohibida durante muchos años.
Abdullah Öcalan es el líder del Movimiento Kurdo de Liberación, presidente y fundador del PKK, partido político creado en 1978 en Turquía, cuyo brazo armado se denomina Fuerzas de Defensa Popular (HPG). Antes de ser encarcelado y condenado a cadena perpetua por las autoridades turcas, Öcalan creó un sistema llamado Confederalismo Democrático, a partir del cual plantea una sociedad libre que no se rija por las estructuras del Estado Nación, del capitalismo y del patriarcado. Previo a la formación del PKK, se produjeron 28 levantamientos en contra de las divisiones territoriales que intentaron imponerle al pueblo kurdo. Estas resistencias terminaron en genocidios. En 1980 el gobierno turco instaló un golpe militar contra la izquierda y especialmente contra los militantes del PKK (luego del último levantamiento organizado por el pueblo kurdo en las cuatro partes de Kurdistán).
A partir del golpe casi todos los fundadores del movimiento fueron encarcelados. Sakine Cansiz se convirtió en un gran símbolo de lucha dentro de la cárcel, donde tuvo que soportar las torturas del Estado turco y su resistencia motivó al pueblo kurdo a organizarse. Entre 1986 y 1989 miles de civiles fueron asesinadxs, encerradxs en campos de concentración y torturados durante la campaña Anfal (1), en el norte de Irak. Una vez fundado el partido, el camino a la emancipación del pueblo de Kurdistán adquirió un marco político. El 26 de enero de 2015 (2) las milicias kurdas, con las mujeres como principales figuras de la resistencia contra el Estado Islámico (ISIS), lograron declarar la liberación de Kobane (región ubicada al norte de Siria).
El Confederalismo Democrático parte de la idea de una sociedad construida sobre la base de la democracia, la ecología y la liberación de las mujeres. Este modelo es organizado a partir de la autoadministración, desde las bases en comunas y asambleas. Para enfrentar la dominación del hombre, propone la creación de una organización autónoma de las mujeres que les permita conformar una gran fuerza para cuestionar y desarmar las formas tradicionales de violencia patriarcal, así como también las otras formas de opresión como la clase, la etnia, la religión y orientación sexual.
-¿En qué momento se encuentra hoy la lucha por la liberación del pueblo kurdo?
-Hay una guerra ideológica contra el pueblo kurdo porque está creando una alternativa, una solución para todos los pueblos de Medio Oriente. Es, además, un obstáculo para las fuerzas imperialistas. La guerra es en todo el Medio Oriente, pero los intereses de esas fuerzas, a nivel internacional, recaen sobre Kurdistán. No solo por el petróleo, las riquezas y el agua, sino porque hasta que esas fuerzas no logren sus objetivos no quieren que se solucione la causa kurda. El Estado Islámico es un grupo que fue creado por las fuerzas imperialistas. ISIS no ataca a los kurdos porque son kurdos, sino porque son los que están tratando de construir una nueva forma de vida, alternativa al capitalismo, y eso es lo peligroso para ellos. Los otros pueblos que viven ahí también están defendiendo el Confederalismo Democrático.
Autodefensa y organización
El movimiento de Mujeres de Kurdistán es un movimiento de liberación feminista, nacido en 1987, fundado por mujeres que participan de la revolución de Kurdistán, que hoy en día posee un protagonismo en todo Medio Oriente. La causa de las mujeres fue siempre un tema prioritario dentro de la lucha por la liberación nacional del pueblo kurdo. Con la autodefensa como principal lema, trabajan en el ámbito social, político, intelectual y cultural, sosteniendo que las mujeres han sido el primer grupo dominado en la sociedad, antes que la clase trabajadora. Proponen que el primer paso para alcanzar la liberación de todas las formas de opresión de cualquier sociedad es liberar a las mujeres. “Entendimos que ese objetivo solo se puede cumplir comenzando por cambiar nuestro propio pensamiento y también el de los hombres”, explica Yasar.
-¿Cómo fueron los primeros años de lucha del Movimiento de Mujeres de Kurdistán?
-El movimiento empezó en las montañas dentro de la lucha armada. Allí, tanto las mujeres como los cuadros políticos tuvieron una transformación muy profunda, dado que tenían que cambiar su propia mentalidad. Se crearon academias donde se fueron formando, tanto los hombres como las mujeres militantes tenían una tarea para trabajar en distintas áreas de la sociedad, como por ejemplo en el área de jóvenes, de mujeres, en los medios, en diplomacia. La lucha en la montaña fue una lucha ideológica donde hubo un cambio muy importante que luego se trasladó a la sociedad con la que se logró un contacto. Como decía Sakine: la liberación es en el momento, la revolución es también cambiar lo que está mal en nuestras cabezas, como por ejemplo los efectos del patriarcado o del capitalismo.
Öcalan junto a Sakine Cansiz plantearon la necesidad de la participación de las mujeres en la lucha por la liberación desde los inicios del PKK. Yasar asegura que el Movimiento de Mujeres de Kurdistán comenzó con el trabajo de Cansiz. “Ella fue la gran impulsora”, confirma. A diferencia de otras luchas que no distinguían la emancipación de la mujer, sino que la englobaban en una lucha general, Öcalan planteó junto a Cansiz la liberación de la mujer dentro de su propio movimiento como una condición esencial para alcanzar la independencia de su pueblo. Hubo resistencias en el interior de la organización, pero Öcalan se mantuvo siempre firme ante la idea de que las mujeres debían ser aceptadas tanto en la lucha armada, así como también en el plano intelectual.
Para lograr que todas las mujeres puedan tomar conciencia de sí mismas como principal sujeto de opresión dentro de la sociedad en la que viven, el Movimiento de Mujeres de Kurdistán adoptó como primera medida la lucha interna, empezando por desarmar cada eslabón que conforma la enorme cadena que las ata. Para ello comenzaron trabajando en los espacios más íntimos, dando pelea en el interior de los propios hogares y en la cotidianidad de los días. “Empezamos a trabajar con las familias, el mínimo núcleo que crea el Estado. Esto es trabajar dentro de la sociedad, pero casa por casa. La revolución la hacemos cada día cambiando las mentalidades, por eso para nosotras la lucha interna es muy importante”, explica Yasar.
-El Movimiento de Mujeres de Kurdistán se ha desarrollado no solo en plano de la lucha armada sino también en el plano intelectual a través de la teoría Jineologi. ¿En qué consiste?
-Jineologi es la ciencia de la mujer, surgió hace seis años con una crítica radical a la ciencia positivista. No solo se desarrolla en el ámbito académico, sino desde las prácticas y experiencias de las mujeres y de las sociedades. Su lógica se plantea en todos los ámbitos de lucha de las organizaciones. Jineologi no crea una nueva teoría porque las prácticas y experiencias ya existen, su objetivo es hacer visible lo que no es visible en el mundo capitalista. Se parte de las experiencias y las tradiciones que las mujeres tienen en su naturaleza. Crea una nueva mentalidad que sostiene que la liberación de la mujer es la liberación de la sociedad. Esta ciencia posee academias, por ejemplo, en el área de autodefensa donde se habla de ecología, partiendo del análisis de la naturaleza, de ahí nace la teoría de la rosa que sostiene que una rosa es algo bello de contemplar, pero tienen sus espinas para defenderse. Los hombres y las mujeres no vamos a usar las armas para matar o morir sino para vivir y para dar vida, por eso Jineologi está también en el área militar. Hoy el movimiento de Mujeres de Kurdistán tiene sus propios medios de comunicación. Por ejemplo, Rojava (norte de Siria) es un lugar libre de toda forma de opresión capitalista y patriarcal, allí se practica el paradigma del Confederalismo Democrático basado en la lógica de esta ciencia.
-¿Cómo es vista la disidencia sexual en el Movimiento de Mujeres de Kurdistán?
-Hoy el movimiento LGTB tiene un espacio gracias al Movimiento de Mujeres de Kurdistán. Öcalan retoma una de las teorías de Jineologi que es matar la mentalidad machista de los hombres y de las mujeres, y en ese punto hablamos de las diversidades sexuales. Estamos abiertas a respetar todas las diversidades como cada una quiere vivirlas en un continente donde todavía la relación de un hombre y de una mujer es un tabú. Hablar de las diversidades sexuales fue muy difícil. Por ejemplo, el Partido Democrático de los Pueblos (HDP) postuló un gay, ese fue el momento en el que el Movimiento de Mujeres de Kurdistán abrió las puertas al movimiento LGBT de Turquía. El gobierno turco empezó hacer una antipropaganda dentro de la sociedad kurda diciendo que el HDP tenía un candidato que era gay y las personas no podían votar algo que va en contra de la religión del islam. Dentro de nuestro movimiento los hombres querían ocultarlo y mostrarlo después de las elecciones, pero hubo una discusión entre el líder -que en ese momento estaba en la cárcel-, el movimiento de mujeres y los dirigentes del partido y finalmente se presentó como candidato y ganaron. Hay lesbianas también en la revolución de Kurdistán, hay mujeres de Europa, de Latinoamérica que están en Rojava en las montañas, también hay gays, trans, pero por ejemplo no hay una forma de organización de las lesbianas en Kurdistán.
-¿Cuáles son los principales objetivos del Movimiento de Mujeres de Kurdistán y qué diferencias o criticas tienen con el feminismo de Occidente?
-El objetivo de este movimiento está pensado en crear una lucha universal. El feminismo actual, especialmente el occidental, se volvió marginal y solo se puede salir de ese punto con una lucha interna y una historia en común. El Movimiento de Mujeres de Kurdistán sostiene que, si no tenemos nuestras propias organizaciones y formas de autodefensa, no podemos actuar para romper con el patriarcado, esas son nuestras armas. Hoy el Movimiento de Mujeres de Kurdistán logró liberar Raqqa, ahí liberamos casi tres mil mujeres. El feminismo de Occidente olvida que las mujeres pobres, del Tercer Mundo y del Medio Oriente, no tenemos una mirada occidental, tenemos que liberar al movimiento de eso. La principal crítica es que hoy en Europa el feminismo se institucionalizó. Claro que necesitamos poder votar, ocupar bancas, pero eso no es suficiente. También hay contradicciones en el feminismo occidental, cuando pensamos nuestra propia historia. Hay que tener en cuenta que antes de la opresión a la clase trabajadora nosotras ya éramos oprimidas. Hay grupos feministas que culpan a la mujer de su propia caída hace cinco mil años. Si nosotras como mujeres pensamos así como vamos a poder cambiar eso. Tenemos que ver la caída de la sociedad como la caída de la mujer: primero con los Sumerios, donde robaron todo lo que tenían las mujeres; segundo con las religiones, y tercero con el sistema capitalista.
-¿Qué enseñanzas y aportes puede dar el Movimiento de Mujeres de Kurdistán a los feminismos de Argentina?
-Nosotras nunca tuvimos como objetivo venir a América Latina a dar aportes sino a tomar las experiencias que tenían ustedes aquí. Sakine y otras compañeras estudiaron mucho la tradición revolucionaria de las mujeres de América Latina, especialmente de Argentina que tiene una historia que es muy cercana en el tiempo. Cuando llegamos lo primero que hicimos fue solidarizarnos porque entendemos que ninguna lucha puede ganarse sin el apoyo internacional, pero queremos crear una fuerza universal y América Latina puede ser el primer paso para crearla. Queremos tomar las causas que están discutiendo aquí, por ejemplo, el aborto, y entrar en los espacios de discusión de las mujeres como en los Encuentros Nacionales, la campaña Ni Una Menos y dar nuestra perspectiva. La diferencia con nosotras es que aquí salen miles de mujeres a las calles. En cambio, nosotras cuando decidimos empezar una campaña creamos planes de trabajo. Primero, vamos casa por casa a hacer formación en los barrios, cambiando las mentalidades con crítica y autocrítica como métodos de transformación de las personas. Como segundo paso, nos encargamos de los medios de comunicación. Ahora en Kurdistán todos los medios poseen la perspectiva de liberación de la mujer. Y por último salimos a las calles. Es más fácil salir a las calles con el potencial que existe en América Latina y Argentina, pero hay que devolver esa potencia de una forma organizativa y tener una lucha nacional, eso es lo más importante.
-¿Qué aspectos crees que debe fortalecer el movimiento feminista argentino?
-Argentina tiene espacios en común como el Encuentro Nacional, la campaña Ni Una Menos y el 8 de marzo, para crear una lucha nacional, pero algunos de esos espacios se fueron institucionalizado. En los Encuentros Nacionales sucede lo mismo, están muy divididas, me pregunto cómo es posible cambiar la política de violencia del patriarcado si todavía se violentan entre ellas, usando esas mismas formas de violencia. Nosotras tenemos objetivos muy grandes, cambiamos el Medio Oriente luchando no en frente de la casa de gobierno, estamos luchando en primer lugar con nosotras mismas. Aquí empiezan con el lugar más grande, pero el objetivo cuál es. Romper con el gobierno que existe actualmente y entrar con una mirada socialista no es posible, porque un Estado nunca puede ser socialista, ni democrático, ni feminista, porque es en sí mismo un instrumento del patriarcado y milita los cuatro elementos del patriarcado: el nacionalismo, el fundamentalismo, el cientifisismo y el sexismo, y para esos cuatro aspectos tiene sus instituciones escuelas, universidades, hospitales, parlamentos, iglesias. Entonces es posible cambiar algunas cosas, pero hay que entrar en otros lugares también. Cuando empezó el PKK se planteó que nuestra gran arma es la crítica y la autocrítica y lo que falta acá es eso.
Fuente: Estefanía Santoro/Foto: Cami Rojas/Derrocando a Roca