Destruidos restos de la cultura de las mujeres de miles de años de antiguedad
El 20 de enero del 2018 el estado turco libró una guerra total en la región autónoma de Afrin, que es parte de la Confederación Democrática del norte de Siria. Más de una semana después continúan los ataques contra la población. Los ataques turcos han matado a más de 80 civiles, muchos de ellos niños, y más de cien han sido heridos por los bombardeos. También han sido objetivo de esta ofensiva los antiguos lugares de Nebi Huri (Cyrrhus) y Ain Dara, este último ha sido completamente devastado. Estos históricos lugares no eran posiciones militares estratégicos, por lo que no había ninguna razón militar para atacarlos.
El templo de Ain Dara se estima que fue construido alrededor del año 1300 A.C. como parte de la última cultura hitita. Se considera que es uno de los templos históricos más antiguos de la zona y se encuentra a 8km al sur de la capital de Afrin. Se supone que el templo fue dedicado a la diosa madre Ishtar o Astarte, que es el símbolo de la sociedad matrilineal y la vida natural igualitaria. Los detalles más significativos de dicho templo eran un enorme león de basalto, así como la fachada y paredes interiores del templo que mostraban cientos de símbolos finamente tallados, con criaturas míticas como leones con cabeza de mujer, dioses de la montaña, palmetas y ornamentales diseños de alas geométricas. En la entrada del templo de Ain Dara había talladas huellas humanas de un metro de largo, que simbolizan la presencia de la diosa en el lugar. Este emplazamiento es una parte importante de la cultura y la historia de las mujeres en la región de Afrin y Rojava.
El objetivo de este ataque por el estado turco en el templo de Ain Dara no podemos dejar de relacionarlo con los masivos destrozos arqueológicos llevados acabo por el IS (Estado Eslámico / Daesh) en Siria e Irak. Muchos lugares relacionados con la historia de las civilizaciones fueron destruidos, como la ciudad romana y templos de Palmira en Siria, así como la ciudad asiria de Nimrod y el Parthian de la ciudad de Hatra, en Irak.
Hace menos de un año una resolución del Consejo de seguridad de la ONU condenó a IS y a otros grupos islamistas en Siria respecto a la “destrucción ilegal del patrimonio cultural” y destacó que los Estados miembros deben adoptar medidas para proteger lugares arqueológicos y culturales. Como ellos afirman, destrucciones como estas constituyen “crímenes de guerra”. Pero una vez más vemos los límites de la universalidad del derecho internacional cuando entra en conflicto con los intereses del segundo ejército más grande en la OTAN. A nivel internacional nos enfrentamos a una hipocresía enorme: mientras que condenaron las atrocidades del Daesh, las mismas maneras de actuar por el estado turco no han recibido ningún tipo de rechazo.
Ambos ataques, del Daesh y el estado turco, revelan el intento fascista de destruir el patrimonio histórico que no encajan en los mitos nacionales o religiosos desarrollados por ellos como asesinos. Turquía hoy en día busca la aniquilación de los kurdos como pueblo y nación, atacando las raíces de su identidad.
No vemos como una coincidencia que el estado turco esté atacando la historia de las mujeres como otro medio para conservar el viejo orden patriarcal. Contra el fascismo el pueblo de Afrin seguirá defendiendo su identidad histórica, la cultura de la diosa madre y la revolución de la democracia ecológica de las mujeres.
Academia de Jineolojî (Rojava)
(Fuente: Comuna Internacionalista)