[ROJAVA] YPG-YPJ: ¿REVOLUCIONARIAS O PEONES DEL SISTEMA?

El siguiente texto que hemos traducido es de Marcel Cartier. En estas líneas encontramos ciertos aspectos en los que quizá discrepemos un poco debido a matices ideológicos, pero compartimos firmemente el sentir del autor respecto a los «revolucionarios de salón» occidentales que se dedican a despreciar el proyecto de Rojava y a quienes mueren por defenderlo, debido su supuesta «complicidad con las fuerzas imperialistas». Un interesante análisis del por qué de esta alianza táctico-militar.

ANALIZANDO LA PARADOJA DE LA COOPERACIÓN MILITAR ENTRE EL MOVIMIENTO DE LIBERACIÓN KURDO Y LOS EEUU

¡¡¡Las YPJ”, escribe Becky la Occidental, feminista (¿anti-imperialista?) “deberían haber elegido una digna decapitación, una violación en grupo y la masacre de todas las mujeres, los kurdos y los pueblos del norte de Siria antes que aceptar armas de los sucios imperialistas para defenderse del ISIS!!!”. Su dedo golpea el botón de exclamación para dar énfasis a su apunte mientras toma un delicado sorbito de su leche de soja con sabor a fresa o de su Créme Frappuccino antes de volver a escribir en su ipad 7. “¡Entonces indudablemente les habría apoyado! ¡pero desde luego ahora no!” . Ella fulmina con la mirada a la camarera mejicana que sirve su pedido de tarta de camembert y mascarpone con arándanos por interrumpir su rompedor análisis político de Siria. Afuera la lluvia cae a mares mientras ella se sienta calentita y cómoda en una esquina del Starbucks. Ignora brevemente su iphone, que de repente suena recordándole que cambie su clase de yoga para que no coincida con la cita de su caniche en la peluquería canina. Ella concluye su posición, acompañada de una mueca de autosatisfacción, con la línea “¡Incluso la esclavitud sexual en las calles de Raqqa y Aleppo hubiese sido mejor que las armas de los imperialistas! Este es el tipo de feminismo que yo apoyo de las mujeres musulmanas, negras e indígenas del mundo”. -Activista kurdo Hawzhin Azeez.

Parece la paradoja de todas las paradojas. Los EEUU y sus aliados occidentales están involucrados en una despiadada e implacable guerra contra el gobierno sirio de Damasco, quien ha visto a los supuestos defensores de la democracia y de la libertad apoyar a algunas de las organizaciones del terror más vil y reaccionario que el mundo haya visto en su historia reciente. El presidente Donald Trump recientemente intervino militarmente por primera vez contra las fuerzas del gobierno con una lluvia de misiles crucero que tenían el fin de ayudar a grupos que ideológicamente actúan en la misma línea ideológica que al-Qaeda en el noroeste del país. No, no es ésta la máxima paradoja. Después de todo, que EEUU apoye a grupos vinculados al extremismo Salafista y Wahhabita no es nada nuevo, pues no podemos olvidar su apoyo a los llamados Mujahidines de Afganistán en los años ochenta. Lo que es más paradójico es que los EEUU hayan estado proveyendo de apoyo militar en el norte de Siria a un grupo que no solo no es reaccionario, que no sólo afirma ser socialista y feminista, sino que a de,ás actualmente tiene lazos ideológicos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), la misma organización que ha estado en guerra con el segundo mayor ejército de la OTAN en Turquía durante más de tres décadas.

El hecho de que el Partido de la Unión Democrática (PYD) y sus brazos armados, las Unidades de Defensa del Pueblo y las Unidades de Defensa de las Mujeres (YPG e YPJ), están liderando una genuina revolución social en medio del caos en Siria es incuestionable. El mes que pasé viajando a través de las áreas que están bajo su control fue tiempo más que suficiente para convencerme de que este experimento revolucionario que está teniendo lugar es verdaderamente único, a demás de imaginativo, y de que tiene un carácter radicalmente socialista y democrático. Yo estaba continuamente impresionado con lo que presencié allí, desde las estructuras comunales y las cooperativas, hasta las organizaciones de mujeres, las florecientes artes y las academias de cultura.

Estaba impactado por la forma en la que el movimiento era honesto y sincero en cuanto a las contradicciones que están emergiendo en el proceso de transformación radical de la sociedad. También puedo verdaderamente decir que por primera vez en mi vida, a pesar de mis viajes a países que han estado inmersos en algún grado de construcción socialista (Venezuela, Cuba y Korea del Norte), realmente me sentí como si estuviese viendo el tipo de sociedad dinámica, profundamente democrática y comunitaria que siempre imaginé que podría (y debía) existir.

No obstante, la máxima contradicción nunca estuvo lejos de mi mente. A menudo me sentía perturbado. No sabía qué pensar de lo que las YPG-YPJ llaman “cooperación táctica militar” con los EEUU. Después de todo, alcancé mi mayoría de edad política en la escuela del anti-imperialismo y del marxismo revolucionario, fui enseñado a no tocar nada que venga de la mano del pentágono o la CIA (y por buenas razones). Al fin y al cabo, EEUU no tiene precisamente el hábito de apoyar revoluciones auténticas en ningún lugar del planeta. Constatando que, en efecto, el llamado proyecto de Rojava es una auténtica revolución social dentro de lo que he observado como una operación de cambio de régimen apoyada por los EEUU contra un gobierno en Damasco que ha rechazado jugar con las reglas del neoliberalismo global, sentí la desesperada necesidad de respuestas a algunas preguntas: ¿Están las YPG-YPJ simplemente utilizando a los EEUU? O en el sentido opuesto, ¿Están los EEUU utilizando a las YPG-YPJ? ¿Están los kurdos objetivamente haciendo algo más que ayudar al imperialismo de los EEUU mirando hacia un panorama más amplio? ¿Está el imperialismo de los EEUU, debido a la complejidad de la guerra, ayudando conscientemente a un proceso revolucionario socialista? ¿O está la verdad en algún lugar entre medio? ¿Están los elementos contenidos en cualquier respuesta posible, o la respuesta es una que ni siquiera puede necesariamente ser aclarada aún? Mejor aún, ¿Son mis preguntas justas, o hay en ellas evidencias de prejuicios y privilegios occidentales?

DURANTE Y DESPUÉS DE KOBANÊ

Fue en las últimas fases del esfuerzo de las YPG-YPJ en Kobanê a principios de 2015 cuando la coalición liderada por EEUU finalmente -bajo una tremenda presión internacional- acordó apoyar a las fuerzas kurdas con ataques aéreos para hacer retroceder al auto-denominado Estado Islámico. A día de hoy los EEUU no sienten vergüenza al afirmar su importante papel al haber estado en la liberación de Kobanê, sin embargo mis encuentros con combatientes de las YPG-YPJ en esa ciudad recientemente me enseñaron que ellas no lo ven de la misma manera. El sentimiento general que me expresaron sobre el papel de los EEUU era de rabia por no haber intervenido antes y hacer oídos sordos al sufrimiento de la gente en manos de Daesh. Esto fue suficiente para convencerles de que su intervención fue por sus propios objetivos geo-estratégicos, y no por un verdadero apoyo a las YPG-YPJ.

Las palabras de la académica y activista kurda Dilar Dirik son importantes para asimilar. Recientemente escribió un artículo en ROAR Magazine titulado “La democracia radical: La línea del frente contra el fascismo” que retomó la cuestión de la incapacidad de partes sustanciales de la izquierda occidental de prestar apoyo a las YPG-YPJ, especialmente en el período posterior de apoyo aéreo estadounidense durante el asedio de Kobanê: “La imagen pública de las fuerzas armadas de Rojava cambió súbitamente a los ojos de las secciones de izquierdas tras la liberación de Kobanê. Si bien ésta fue indudablemente una batalla histórica, ganada por una comunidad organizada y por el poder de las mujeres, la simpatía general se derrumbó en el preciso instante en el que las fuerzas sobre el terreno recibieron apoyo aéreo de de la coalición liderada por los EEUU. Habiendo estado durante mucho tiempo entre las víctimas más perjudicadas por el imperialismo en Oriente Medio, los kurdos y sus vecinos no requirieron ninguna iluminación adicional sobre los males del imperio. Los genocidios y masacres cometidos contra ellos a través de la colaboración de fuerzas imperialistas son aún memoria viva. Las cosmovisiones binarias y dogmáticas y las críticas intolerantes no proponen ninguna alternativa viable para la gente que lucha por sus vidas sobre el terreno. Y más importante aún, no salvan vidas.”

APOYO MILITAR, PERO NO POLÍTICO

Han pasado ya más de dos años desde que los fascistas fueron expulsados de Kobanê, y los EEUU continúan apoyando a las fuerzas kurdas y su extendido paraguas militar conocido como las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), dándoles la administración de Trump luz verde a principios de Mayo a éstas fuerzas para recibir armas pesadas. Las FDS mayormente se componen de milicias árabes que también están luchando por el establecimiento de estructuras democráticas, inspiradas por los logros de las administraciones poli-étnicas y de base comunal establecidas en el norte de Siria hasta la fecha. Los EEUU no sólo ha comenzado el proceso de proveer de armamento pesado a las FDS, sino que hay cerca de 1.000 efectivos de las fuerzas especiales estadounidenses funcionando sobre el terreno junto a ellos a demás de un despliegue de Marines. ¿Son estos grupos dentro de las FDS simplemente las nuevas organizaciones de poder contrarrevolucionario por las que EEUU ha apostado ante el colapso de los reaccionarios grupos del Ejército Libre de Siria (Free Syrian Armi-FSA) que Turquía parece obcecada en resucitar?

Puede que esto no proporcione una respuesta completa a la pregunta, pero es importante señalar que mientras EEUU apoya militarmente el avance de las SDF sobre Raqqa (capital de Daesh) bajo el estandarte de Operación Ira del Eúfrates, Washington ha hecho todo lo posible para mantener al PYD -el brazo político de las YPG/YPJ- fuera de la mesa negociadora de las conversaciones de paz de Ginebra.

Además, el sistema federal establecido por el PYD y el Movimiento por una Sociedad Democrática (TEV-DEM) de Rojava no ha recibido ningún tipo de apoyo ni insinuación por parte de los Estados Unidos, quien ha subrayado continuamente que el “federalismo ad-hoc” no es algo fomentado por Washington.

Ir en contra de la postura de los Estados Unidos sobre Rojava ha sido la postura habitual de Rusia. Aunque Moscú suele ser considerado el músculo militar que viene a la ayuda del gobierno Baazista, también son los rusos quienes han propuesto recientemente una nueva constitución para Siria basado (en parte) en el federalismo defendido por el PYD y reflector del carácter multi-étnico del país (sugiriendo así cambiar el nombre del país de la República Árabe de Siria a simplemente República de Siria). Rusia también ha abogado por que se incluya el PYD en la tercera ronda de conversaciones de Ginebra, una propuesta que fue derribada por los EE.UU. A demás, la primera oficina del PYD en el extranjero fue abierta en Moscú en Febrero de 2016, y ha sido el Estado ruso quien ha facilitado las conversaciones entre el gobierno sirio y el PYD sobre lo que podría ser un acuerdo que permitiese la paz entre las fuerzas de ambos lados. Más recientemente, Rusia se ha unido en la misión de trabajar militarmente con las YPG-YPJ, estableciendo una base para entrenar a las fuerzas de las unidades kurdas y de las FDS en Afrîn a finales de Marzo, así como creando una zona de defensa allí para prevenir que las fuerzas turcas lancen ataques sobre ellos. Por lo tanto, parece que quizás Moscú haya apostado por el continuo éxito no sólo de las fuerzas militares de Rojava, sino del éxito de su proyecto político y de su resistencia.

ENEMIGOS IDEOLÓGICOS

La práctica y básica necesidad de supervivencia es más que suficiente para explicar por qué las YPG-YPJ aceptarían cooperación militar con los EEUU – he escuchado a algunos guerreros del teclado occidentales y activistas de salón definir esto de una forma tan simple como “bailar con el diablo”. Después de todo, ¿por qué los socialistas revolucionarios se unirían con los EEUU, a menos que por supuesto no fuesen para nada verdaderos revolucionarios? Mis observaciones me llevaron a creer que estas fuerzas son, de hecho, auténticamente revolucionarias. A lo largo de mi viaje, estaba fascinado por ver si podía detectar diferentes opiniones en las filas de las YPG o de las organizaciones políticas sobre cómo evaluar esta cooperación con los EEUU a través de la Operation Inherent Resolve, el nombre oficial para sus operaciones anti-Daesh. ¿Qué hace que estos radicales, ya sea bajo la administración de Obama o la de Trump, quieran trabajar al lado de ellos?

Como ya mencioné en un artículo previo sobre las diversas tendencias dentro de lapolítica kurda, un comandante de las YPG, Cihan Kendal, dijo a principios de este año que “ A América le gustaría tenernos como un aliado principal, pero ellos saben que no es posible; militarmente estamos cooperando en ocasiones, pero ideológicamente somos enemigos”. Es un sentimiento que Cihan me repitió a mí cuando le conocí en el norte de Siria. Como él me dijo, “Nosotros estamos involucrados en una revolución democrática, pero esta revolución esta siendo liderada por un partido socialista, así que es una revolución socialista también. Entonces, naturalmente, eso es algo que EEUU nunca apoyaría.”

Otro comansante YPG que conocí en Kobanê no se quedaba atrás cuando me decía: “Hay quienes dicen que por qué estamos cooperando tácticamente con los EEUU, que esto no es una verdadera revolución. Pero dime, ¿Cómo vamos a derrotar a ISIS y defender nuestra revolución sin armas pesadas? Sabemos que nos darán armas para tomar Raqqa, pero al mismo tiempo no quieren que gobernemos Raqqa a nuestro modo. Sabemos que una vez que sus objetivos estratégicos sean logrados, ellos nos abandonarán.”

En una ocasión tan sólo unos días después, tuve la suerte de encontrarme con otro ideólogo impresionante que me mostró que él y sus compañeros tenían un conocimiento muy extenso de la historia de los movimientos revolucionarios. En la pared detrás de él había un retrato de Abdullah Öcalan. Debado de él colgaba una imagen de Vladimir Lenin hablando a las masas en Petrogrado en 1917. Señaló a Lenin y dijo: “ahí tienes a un hombre que cien años atrás aceptó un tren blindado del Estado imperialista alemán para volver a Rusia y pagar la Revolución Bolchevique. ¿Le vemos hoy como un agente del imperialismo alemán?” Por supuesto, si la comparación es o no completamente apta es una cuestión en sí misma, pero el punto del comandante no se perdía. Me lo dijo lo más claro que pudo: No somos ni marionetas ni títeres de los EEUU. Somos revolucionarios.

¿OPORTUNISTAS DE ULTRA-IZQUIERDA? ¿O VERDADEROS REVOLUCIONARIOS?

Aunque la cuestión de cómo terminará la cooperación militar entre la superpotencia más sanguinaria del mundo y los revolucionarios más radicales del mundo, sería absurdo pensar que los revolucionarios del movimiento de liberación kurdo que tienen cuatro décadas de experiencia en la lucha contra estos mismos imperialistas se hayan olvidado de repente de sus pecados. Algunos en la izquierda occidental pueden simplemente decir que las YPG /-YPJ son ultra-izquierdistas que de forma oportunista están uniendo fuerzas con el imperio. Después de haber pasado algún tiempo en Rojava, creo que esta evaluación no corresponde en nada a la realidad.

Es necesario reflexionar más profundamente sobre las palabras de Dilar Dirk: Para la gente cuya familia fue masacrada por el ISIS, la facilidad con la que los izquierdistas occidentales defienden el rechazo a la ayuda militar en favor de nociones románticas de la pureza revolucionaria, son cuanto menos incomprensibles. La apología del anti-imperialismo incondicional, desconectada de la verdadera existencia humana y de las realidades concretas, es un lujo que que sólo aquellos alejados del trauma de la guerra pueden permitirse. Conscientes de los peligros de ser instrumentalizados sólo para ser abandonados por grandes poderes como EEUU y Rusia, pero atrapados entre la espada y la pared, la prioridad de las FDS fue y sigue siendo en primer lugar sobrevivir y eliminar las amenazas más inmediatas para la existencia de cientos de miles de personas a lo largo de las vastas extensiones bajo su control”.

El escrito de Dirik me conmovió tras mi vuelta a Europa desde Siria. Es increíblemente fácil – y vergonzoso en cierto modo – sentarse en la comodidad de nuestros hogares y criticar la naturaleza claudicante de un movimiento por “colaborar” con el imperialismo cuando la vida de tantos está literalmente en la cuerda floja. Sin embargo, una vez que uno se toma su tiempo para investigar la realidad sobre el terreno y ve lo que las fuerzas de las YPG-YPJ están enfrentando, que incluye el bloqueo por parte de Turquía, Daesh y los nacionalistas kurdos del Partido Democrático del Kurdistán (KDP) en Iraq, emerge una imagen diferente. La revolución de salón y la solidaridad supeditada tan solo a lecciones de pureza no tienen sentido en el mundo real. Mirar a la región – y al mundo – como un simple tablero de ajedrez puede llevar fácilmente a adoptar la política de “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, lo que es erróneo, vago y puede llevar a apoyar a movimientos extremadamente reaccionarios mientras pasamos de apoyar a quienes actualmente avanzan en el mismo tipo de política que querríamos ver en nuestros propios países.

Las palabras del segundo de los comandantes de las YPG a quien me encontré y dirigí mis preocupaciones acerca de los EEUU son las que más me resonaron cuando volvía hacia casa. Como él mismo dijo: «Por supuesto que es útil que Trump nos envíe un par de Humvees. Esto definitivamente ayuda en nuestra lucha contra Daesh. Pero recordemos que un F-16 vendido por Trump a Turquía podría destruir estos vehículos en un segundo. Sabemos qué lado escogerán finalmente los Estados Unidos cuando tengan que hacerlo, y no será el nuestro «.

Fuente: KurdishQuestion

Autor: Marcel Cartier

Traducido por: Rojava no está sola